Ayer, Seve Ballesteros, dos veces campeón del Masters, hubiera cumplido 60 años. En su honor, su alumno, Sergio García, se coronó en el campo de Augusta.
El “Niño” vivió angustia y muchos nervios, pero en la sombra del hoyo 18, celebró su título más grande. Su primer Major.
García arrancó en el último grupo de la ronda final, empatado con el británico Justin Rose, con seis golpes bajo par.
Ambos tuvieron la mentalidad y frialdad necesaria para llegar al 18, con la misma tarjeta (-9). Los aficionados agradecieron el suspenso, pues el “Niño” tuvo un birdie para ganar, sin embargo, erró y el Masters de Augusta, por decimoséptima vez en su historia, se definió en un hoyo de desempate.
Fue ahí donde el hispano fue más frío que el inglés. Rose falló su tiro de salida, mandó su bola al campo largo por lo que perdió un golpe para salir al fairway. El británico tuvo que firmar el bogey.
García cerró con un pájaro para vestirse el saco verde, después de 19 participaciones en Augusta.
Sergio se convirtió en el tercer español en ganar el Masters, por detrás de su mentor Ballesteros, en 1980 y 1983, y José María Olazábal, en 1999.
García comenzó sin un error en la primera vuelta. Más adalente, tuvo un duro combate mental.
Los nervios se apoderaron de él al comienzo de la segunda vuelta. Dos bogeys consecutivos, en el 10 y 11, que parecían complicarle su sueño. Un eagle en el 15 lo levantó.
El sudafricano Charl Schwartzel, campeón en 2011, quedó tercero. Matt Kutchar, con un hoyo en uno en el 16, fue cuarto.