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Tarde loca la de ayer ante unos 2 mil espectadores en la Plaza México. Al fin confirmó su alternativa Juan Luis Silis, en una ceremonia que se frustró hace tiempo, cuando un toro de José Julián Llaguno le infirió una gravísima cornada en la plaza de Pachuca.

Silis liberó lo que en su interior guardaba con unos derechazos largos y sabrosos al primero de Rancho Seco, de muy buen pitón derecho. Pases a la antigua, con intensidad y sentimiento. Mató de certera estocada y cortó una oreja, justo premio a tanto sacrificio. A punto estuvo de escuchar el tercer aviso en el quinto que, tapado, le complicaba descabellar.

Antonio Mendoza mostró el mármol de su valor, pero fracasó con la espada, llegando a escuchar los fatídicos tres recados.

Sin embargo, en una decisión aberrante, el jurado le regaló el sexto toro.

¡Ahora resulta que el premio por no poder matar a un toro es recibir la oportunidad de lidiar otro! Antonio era el menos culpable y le salió al toro, que también se le fue vivo. Óliver Godoy le dio magníficos muletazos al buen toro “Campanero”, cuarto de la función, y aunque es cierto que no redondeó la faena, merecía lidiar al sexto, que le obsequiaron a Mendoza.

Godoy fue víctima de un jurado integrado por porristas despistados. Christian Ortega enfrentó un toro de extrema sosería.

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