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edgar.luna@eluniversal.com.mx
Olvidada entre los rincones está la Liga de Ascenso. A la sombra de la Liga MX, 18 equipos van por el único premio que tienen: subir a Primera.
Experto en esta división es José Luis Sánchez Sola, “Chelís”, quien tiene su opinión muy particular sobre este torneo en donde cada semana “se juega a vida o muerte”.
Hay un abismo entre la Liga MX y el Ascenso, no sólo en nivel de juego, sino en organización, contrataciones, ya ni se diga en canchas de práctica y juego, además de que las franquicias son volátiles, sin un plan deportivo y empresarial.
“Esta es mi tercera vez en el Ascenso y puedo decir que cada vez es más fuerte, competitiva, producto de que cada vez hay más dinero en juego”, reconoce Solá, quien ahora dirige a los Venados de Mérida.
El dinero está en juego, y éste sólo va a llegar a las franquicias si es que se consigue el subir a Primera.
“Este es el torneo más injusto del futbol mundial, porque a pesar de todos los esfuerzos que se hacen hay un solo ganador, hay un solo primero y quedan 17 derrotados”.
Por esa razón, en cada partido se juega con un cuchillo entre los dientes: “Porque los dineros vienen de una sola bolsa y si no le pegas al ascenso son dineros perdidos y vuelves a empezar de cero. Por eso en cada draft muchos jugadores cambian de clubes, por eso no hay activos…
Por esta razón, pareciera que en cada jornada se pueden ver buenos juegos, llenos de entrega. “Sí, cada semana la presión es más fuerte, pero no se siembra. Todos quieren ascender, pero cuántos de estos equipos tienen la estructura para mantenerse: instalaciones, fuerzas básicas, etcétera. Todos apuestan por subir. Los dueños tienen ese gusanito por estar en Primera y aparecer, la población tiene ilusión, pero si lo llegan a conseguir, quién sabe si les dé o les alcance para quedarse y ahora sí armar una buena estructura”.
Tampoco se puede decir que esta división es para formar jugadores. Hay cinco o seis jugadores que estuvieron en Primera y párale de contar. Luego está que traen a extranjeros que no le ganan a ningún mexicano, pero que cobran mucho menos. Es la auténtica rifa del tigre”.
Los campos “no te favorecen”; las estrategias “son cerradas, no se abren como yo”; la geografía, “es enorme. Cualquier viaje es de ocho horas”, evidencia el técnico.
“No es el infierno, aunque se vea como tal. Es una oportunidad de trabajar. “Chelís” no está aquí por dinero, sino porque quiero al juego. “Cobro un peso por dirigir, pero por ese peso, me tienen que soportar”.