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osvaldo.anaya@clabsa.com
La relación de Fidel Castro con los deportistas siempre estuvo inmersa en la polémica.
Fanático del beisbol, el líder cubano fue criticado por estrellas de este deporte que tuvieron que huir a Estados Unidos para triunfar.
Sin embargo, figuras de otras naciones le prodigaron su admiración.
“Pudimos ser todo y no somos nada”, le “ratificó” Fidel Castro a Diego Armando Maradona, quien lo entrevistó en su programa La Noche del 10 en 2005, refiriéndose a Latinoamérica.
“Siempre fuiste amigo [de Cuba], nunca te arrepentiste, nunca te acobardaste”, le reconoció, en tono paternal, el líder cubano al argentino, considerado por muchos el mejor futbolista del mundo en la historia, aunque siempre habrá un debate comparándolo con Pelé.
Tras el intercambio, Maradona declaró que “para mí, el comandante es un Dios. Nadie tiene su cabeza, nadie tiene su pensamiento, nadie tiene su humanidad”.
Los escarceos del extinto Fidel Castro con el mundo de los deportes son conocidos, principalmente por su afición al beisbol y el boxeo. Dos disciplinas en las que Cuba es potencia y exportadora de talento, aunque muchas veces por la vía de la salida irregular.
Luis Tiant es un ejemplo palpable. Pitcher isleño que jugó para varios equipos de Grandes Ligas en los 60 y 70, como los Twins, Red Sox y Yankees, y quien sólo recientemente tuvo oportunidad de regresar a Cuba, experiencia recogida en un documental de Jonathan Hock titulado El hijo perdido de La Habana.
Comenzó su carrera en Estados Unidos poco después del ascenso al poder de Fidel Castro, cumpliendo el sueño de su padre, beisbolista también y del mismo nombre, pero que nunca llegó a la Gran Carpa.
Al contrario de Tiant, Teófilo Stevenson nunca tuvo la inquietud de salir de la Isla, a pesar de las ofertas millonarias para enfrentar a Muhammad Ali en los años 70.
A pesar de los esfuerzos de promotores como Don King y Bob Arum, jamás se pudo materializar este combate entre el mejor boxeador de la historia y quien pudo haberlo tambaleado del trono, pues Stevenson es reconocido como el máximo púgil amateur de peso completo, tres veces campeón olímpico, por una de Ali, quien ganó el oro, en peso semicompleto, en Roma 60.
La lealtad de Stevenson a la Revolución Cubana de Fidel Castro hizo imposible el combate millonario.
Con éxitos relativos, actualmente pululan boxeadores cubanos que tuvieron que desertar para pelear por dinero, como Erislandy Lara y Guillermo Rigondeaux.
Conocidos por su habilidad para caminar sobre el ring, así como su excelsa defensiva, los pugilistas cubanos han dejado escuela en el mundo, especialmente en México, pues gran parte del repertorio de ídolos como Julio César Chávez o Saúl “Canelo” Álvarez es un legado de los cubanos que emigraron a nuestro país, como Ultiminio Ramos o Luis Ángel “Mantequilla” Nápoles.
Incluso el gancho al hígado, golpe que suele atribuirse a la idiosincrasia tricolor, se dice que fue aprendido de Cuba.
José Fernández, malogrado pitcher de los Marlins, fallecido el 25 de septiembre pasado en una accidente naviero, es el episodio más reciente del dramático éxodo de atletas cubanos a EU, forzados por el régimen de Castro. Emigró en balsa, entre muchos peligros, e incluso salvó a su madre de morir ahogada.
Abrumado por el éxito, escribió en su cuenta de Twitter, poco antes de su fallecimiento: “Si te entregaran un libro con la historia de tu vida, ¿leerías el final?”.