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“Confirmen que son dignos representantes de este gran país, orgullosos de sus raíces, conviértanse en los héroes de la niñez mexicana, que sus logros sean dignos de emular”, con estas palabras el Secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda, despidió hace un mes a los deportistas soldados que participaron en los Juegos Olímpicos de Río 2016.
El General se dirigió a los atletas que fueron invitados a desayunar con él en el exclusivo Salón de Recepciones del edificio sede de la Sedena, honrados con manteles largos, pues ahí sólo entran invitados especiales. Les pidió que se sintieran privilegiados de representar a las Fuerzas Armadas, orgullosos de representar a México y enfatizó que “son la esperanza de millones de mexicanos”. Así fue.
Las palabras surtieron efecto en sus subordinados. El sábado pasado fue un día histórico para la Sedena porque tres soldados subieron al podio olímpico, a una jornada de terminar el certamen y en disciplinas diferentes.
Al final del discurso y antes de sentarse a desayunar, los atletas se tomaron la foto del recuerdo con el secretario, una foto inolvidable que ahora es parte de la historia deportiva nacional.