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Río de Janeiro.— La última participación de representantes de la delegación mexicana en Río 2016 dejó un saldo decepcionante en el maratón masculino. Los tricolores Daniel Vargas (2 horas, 18 minutos y 36 segundos) y Ricardo Ramos (2 horas 30 minutos y 20 segundos) terminaron en las posiciones 54 y 120, respectivamente.
Con esto, se confirmó que México sólo obtuvo cinco medallas (tres de plata, dos de bronce y ninguna de oro) en la justa veraniega.
El keniata Eliud Kipchoge conquistó el metal dorado al completar los 42 kilómetros de la prueba con un tiempo de dos horas, 8 minutos y 44 segundos. En el segundo lugar finalizó Felisa Lilesa de Etiopía a un minuto, 10 segundos y tercero el estadounidense Galen Rupp, a un minuto y 21 segundos de Kipchoge.
“La humedad aumentó en la competencia, el sol no apareció y me llegaron las contracturas musculares. Por mi país di todo, pero no puede porque me comenzaron a llegar esos dolores, que no me dejaron hacer el recorrido como hubiera querido”, justificó Vargas.
“Se sabe que esta prueba, que es la más difícil de todas, siempre es dominada por los africanos, por condiciones naturales. Nosotros venimos a hacer nuestro mejor esfuerzo y dar la cara por nuestro país”, abundó.
En el ranking de latinoamericanos, el maratonista leonés obtuvo el noveno lugar, lejos del decimoquinto sitio que obtuvo el brasileño Roberto Paulo Paula. Ni siquiera pudo mejorar la marca que consiguió en los pasado Juegos Panamericanos de Toronto 2015, en la que paró el cronómetro en 2:17:57, o estar cerca de lo que logró en el certamen de Houston en el que quedó en octavo puesto de la justa atlética con 2:15:54.
Fueron sus segundos Juegos Olímpicos, luego de haber participado en Londres 2012, en los que quedó en la posición 39. En esta edición, descendió 15 lugares.
Ricardo Ramos se mantuvo en el grupo puntero durante los primeros 10 kilómetros; sin embargo, perdió fuerza y poco a poco se rezagó. Hasta la mitad de la prueba estuvo en el sitio 34. Al igual que Vargas, resintió las condiciones climáticas, por lo que tuvo que echar mano de la rehidratación constantemente.