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hector.morales@eluniversal.com.mx
Río de Janeiro.— Cuando era niño, Germán Sánchez (24 de junio de 1992) reconoció al momento de ver el agua, que ese sería su elemento. Ahí triunfaría, fue feliz, pleno y ganador. Sólo sale de la alberca para levantar los brazos y ponerse la medalla de plata en el pecho. Resultó un predestinado de los clavados.
Es un digno heredero de las leyendas mexicanas de esta disciplina como Joaquín Capilla y Fernando Platas, sus grandes ídolos.
Se sentaba a ver las competencias en la televisión, a un lado de su padre. Una vez, como de esas casualidades de la vida, estaba en los hombros de su progenitor. Una alberca estaba cerca y se tiró. Tenía tres años. Desde entonces definió su talento. Lo desarrolló y es el segundo mejor del mundo desde la plataforma.
Logro que se suma a su conquista de Londres 2012 cuando, junto con Iván García, quedó en segundo lugar en la misma prueba, pero en versión sincronizada.
El atleta tapatío comenzó a destacar desde los Juegos Centroamericanos de Mayagüez en 2010 y en los Juegos Panamericanos 2011 logró conquistar la medalla de oro. Este último título no lo pudo revalidar cuatro años más tarde, debido a que lo aquejó una lesión. Sin embargo, luchó por volver a ponerse en un nivel que le diera la aspiración a convertirse en medallista olímpico, de nuevo.
“Tengo algo congénito, porque tengo demasiada flexibilidad, lo cual me obliga a tener que trabajar mucho para fortalecer. Las lesiones me han afectado, pero siempre estoy con la actitud de mantener en el mejor nivel y tirar clavados con alto grado de dificultad”, manifestó.
“Duva” es uno de los hijos del Code Jalisco, que se ha convertido en un semillero de deportistas destacados.
Su entrenador, Iván Bautista, lo ha pulido para fomentar sus características innatas.
Es capaz de realizar piruetas con el máximo nivel de precisión, como en Río, donde en la final obtuvo una puntuación de 532.70.
Ayer tuvo una conquista plateada que en esa disciplina de forma individual, no la lograba un mexicano desde Jesús Mena, en Seúl 1988.