Sao Paulo.— Todos corrieron a abrazarle en cuanto escucharon el silbatazo final del árbitro turco Cüneyt Çakir, pero Neymar está consciente de que marcar el gol que abrió la puerta para que Brasil superara a Colombia (2-0) —en los cuartos de final del torneo olímpico— es muy poco junto a la exigencia que tiene.

Es por eso que el astro del Barcelona sólo obsequió unas cuantas sonrisas antes de retirarse al camerino.

Los anfitriones están a otra victoria de llegar al partido prometido, ese que deben ganar para exorcizar a uno de los más inclementes fantasmas que acecha al balompié brasileño. La obsesión por ganar la medalla de oro olímpica sigue viva... Con su mago en plenitud.

Quedó claro con la ejecución de tiro libre que desató el éxtasis en la Arena Corinthians. Después de que se marcara falta cerca del área colombiana, ningún otro elemento del “Scratch du Oro” se acercó a la redonda. Tenía tatuado el nombre de ese chico que también anhela cobrar revancha. La caída ante México, hace cuatro años en Londres, aún lastima.

Sentimiento que aminoró con su gran ejecución (12’). Primer gol de la estrella en Río 2016. Justo a tiempo. Luan selló el pase (83’). Sigue Honduras.

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