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Río de Janeiro.— No eran ni las diez de la mañana y las colas que rodeaban el Engenhao, kilómetricas y coloridas, ya indicaban que algo gordo iba a pasar. ¿La Canarinha en juego en el estadio Olímpico de Río de Janeiro? ¿Algún brasileño en competición? No: Usain Bolt, el hombre que enloquece a todo Brasil, en su debut en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
“¡Bolt, Bolt, Bolt!”, rugió la entusiasmada hinchada, dos horas y media más tarde, cuando el “Rayo” jamaicano iluminó la pista más que el radiante sol, en su estreno sobre el tartán del Engenhao.
No importó que fueran apenas las series de clasificación de los 100 metros lisos. Ni que todo el mundo diera por descontada la clasificación del hombre más veloz de la historia para las semifinales de este domingo.
La apuesta era segura: el seis veces campeón olímpico lo logró con absoluta comodidad, dejándose ir al final de su serie, la séptima de ocho, con 10.07 segundos, a años luz de su récord del mundo.
Todo dio igual. Semivacío el viernes en el estreno del atletismo en Río 2016, el estadio Olímpico casi se llenó en la sesión matinal de este sábado por y para ver al “Rayo”.
“Me siento bien, feliz. Di el primer paso del camino. Ahora se trata de hacerlo bien cuando lleguen las finales”, afirmó Bolt, cuando ya todo, su carrera y su show, habían terminado.
La pasión por Bolt no entiende de edades ni de género ni de razas. Su grandeza deportiva y su show conquistan a todos por igual.
Y Bolt, más listo que ninguno, alimenta el fenómeno. Porque, cuando a las 12:37 de la radiante tarde carioca, la hinchada rompió a aplaudir ante el anuncio de su serie, Bolt asomó al estadio Olímpico saludando a la grada, cuyo rugido no dejó de aumentar.
Cuando la megafonía anunció su nombre y la pantalla gigante del estadio enfocó el rostro del 11 veces campeón mundial, Bolt se peinó su cabeza casi rapada, pasó las manos por su rostro, esbozó una amplia son-
risa y enloqueció a la multitud.
El estadounidense Justin Gatlin, subcampeón en Londres 2012 y autor de los dos mejores cronos de este año (9.80 y 9.83), ganó la segunda carrera con un tiempo inexpresivo para su rango (10.01), y su joven compatriota Trayvon Bromell, segundo de la lista mundial con 9.84, fue segundo en la quinta, con 10.13.
Johan Blake, el jamaicano que heredó en Daegu 2011 el título mundial tras la descalificación de Bolt por salida falsa, dominó la sexta serie con 10.11, y fue entonces cuando irrumpió en la pista el rey del sprint.
El único susto fue para el francés Jimmy Vicaut, tercero del ranking con 9.86, que hizo una pésima salida en la cuarta serie y terminó cuarto con 10.19.