Brasilia.— Camisa ceñida al cuerpo. Un pantalón que combina a la perfección y un corte de cabello que concuerda con la elegancia que presume. Se ve juvenil, ligero y hasta con porte. Cualquiera diría, al verlo, que se trata de Joachim Löw, el técnico de la selección alemana, de no ser por sus ojos rasgados.

Taeyong Shin dirige al representativo olímpico de Corea del Sur. Las comparaciones con el estratega teutón no le inquietan ni le incomodan. Sabe que en el país de la “Mannschaft” se han escrito artículos acerca del parecido.

“Sé de eso, porque en 2012, cuando yo estaba en Hamburgo y el equipo de allá hacía una pretemporada, vi una noticia en la que sé que me decían así. No es precisamente que trate de imitarlo, pero a él le gusta el estilo, estar a la moda, y a mí también. Así que yo creo que es por eso y no tengo ningún problema con las similitudes”, señala el entrenador asiático.

La forma de vestir le importa a Shin. En el banquillo, incluso, se para y camina como Löw. Es como una especie de “doble” asiático. Mas lo que le importa al estratega es avanzar.

Advierte a México. Le manda el mensaje de que Corea buscará la victoria a como dé lugar, pese a que el empate los clasifica automáticamente a los cuartos de final. No hay tiempo para especulaciones, según anuncia.

“Vamos a mostrarles un futbol ofensivo. Estoy muy feliz de tener a mis jugadores, porque tienen buenas habilidades en ataque. Eso me tiene conforme y optimista de cara al siguiente encuentro”, describe Shin.

El estratega quiere seguir vivo en la búsqueda del oro y presumir que tiene clase para vestir, como el último campeón del mundo en tierras brasileñas: Joachim Löw. 

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