El español Rafael Nadal buscará a partir del martes próximo su décimo título en Roland Garros y de esta forma ampliar su leyenda en la arcilla parisina.
El número cinco de la clasificación mundial ganó su primer Abierto de Francia en 2005 con apenas 19 años de edad, y desde entonces sólo ha perdido dos partidos en el torneo; ante Robin Soderling en 2009 y contra Novak Djokovic el año pasado.
“He jugado bien las últimas semanas y espero seguir así. Mi meta es tener el mismo rendimiento y si es posible, jugar un poquito mejor”, dijo el español.
La actual temporada que vive Nadal no tiene nada que ver con 2015, un año en el que sufrió como nunca en el circuito. Presa de la ansiedad después de un 2014 marcado por las lesiones, Rafa terminó el año por primera vez en diez años sin levantar un grande.
Esta vez, el rey de la arcilla llega con los deberes hechos, según sus propias palabras.
“Creo que hice lo que había que hacer”, aseguró el español en París, después de una gira de arcilla donde ganó en Montecarlo y Barcelona y, a diferencia de un año atrás, sólo perdió ante jugadores con mejor ranking (Andy Murray en Madrid) y (Novak Djokovic en Roma).
Reconquistar Roland Garros “no es una obsesión” para Nadal, quien insiste en que no tiene nada que demostrar. Pero levantar su décimo ‘trofeo de los mosqueteros’ significaría para el español algo más que su décimo quinto Grand Slam: sería una prueba de que el natural declive de la edad todavía puede esperar un poquito más, un aviso de que aún puede ganar.
“Se siente un poco como estar en casa, porque tengo grandes amistades aquí, realmente es un evento muy especial para mí”.
Si Nadal quiere coronarse, antes tendrá que dejar en el camino a Djokovic y Murray, quienes buscan su primer título en París.
Para ‘Nole’ la presión es otra. Absoluto dominador del circuito los últimos dos años, el número uno del mundo tiene atravesada la arcilla de París, único grande que se resiste
en su palmarés.
Sólo siete hombres lograron levantar al menos una vez los cuatro torneos del Grand Slam en la historia del tenis. El serbio, que hoy cumple 29 años, busca unir su nombre al Fred Perry, Don Budge, Rod Laver, Roy Emerson, Andre Agassi, Roger Federer y el propio Nadal.
Djokovic estuvo muy cerca el año pasado. Después de eliminar al español, nada parecía ya interponerse entre él y el título, pero Stan Wawrinka sorprendió al favorito.
“El año pasado estaba convencido de que Novak Djokovic iba a conseguirlo”, dijo el director del torneo, Guy Forget. “Ahora creo que está un poco peor que el año pasado y que su primer rival, que tal vez sea Nadal, está mejor. Por detrás de ellos viene Murray”, agregó.
Andy, finalista en Madrid y ganador en Roma, ha demostrado una mejoría sobre polvo de ladrillo que le da derecho a ubicarse entre los candidatos. Su cuadro es también más benigno, siempre y cuando supere la trampa de la primera ronda: el checo Radek Stepanek, que aunque cuenta ya 37 años, es siempre un hombre peligroso. Más tarde le esperarían probablemente el japonés Kei Nishikori en cuartos y Wawrinka en semifinales.
El sorteo fue menos generoso con Nadal. El camino del español, que debutará ante el bombardero australiano Sam Groth, lo amenazan dos hombres como el italiano Fabio Fognini —con quien el año pasadoperdió tres veces— y el austriaco Dominic Thiem, además de un posible cruce de cuartos con el local Jo-Wilfried Tsonga antes de Djokovic.
El gran ausente del torneo es Federer. Después de 65 presencias consecutivas, el suizo se perderá por primera vez desde 1999 un torneo de Grand Slam. A sus 34 años, el
ganador de 17 grandes dijo no sentirse en plenitud física y prefirió
no arriesgar.
“No fue una decisión fácil de tomar, pero lo hice para asegurarme de que podría jugar el resto de la temporada y así ayudar a extender el resto de mi carrera. Sigo tan motivado y emocionado como nunca, y mi plan es lograr el máximo nivel físico antes de regresar al circuito para la temporada de césped”, dijo Roger.