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La antorcha de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 realizó una visita a las oficinas centrales de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con el objetivo de llevar un mensaje de paz y esperanza a las personas que viven en condición de refugiados en todo el mundo.
Antes de ser resguardada en tierras brasileñas para celebrar los primeros juegos en Sudamérica, la llama olímpica hizo una parada para presentarse ante la ONU en una ceremonia a la que también asistieron representantes del Comité Olímpico Internacional (COI).
El surcoreano Ban Ki-moon, secretario general de dicha organización, así como el alemán Thomas Bach, presidente del COI, fueron testigos del recorrido de la antorcha hacia el Museo Olímpico de Lausana, sitio en donde permanecerá hasta el 2 de mayo para luego ser trasladada a Brasilia.
Tras haber sido encendido en Olimpia, Grecia el fuego olímpico recorrerá en Brasil 20 mil kilómetros por tierra y 16 mil más por aire en las manos de 12 mil relevistas, con el fin de llegar a la ceremonia inaugural el 5 de agosto en el estadio de Maracaná.
Al respecto Tomas Bach elogió el mensaje simbólico de paz y esperanza que atraen por sí mismos los Juegos Olímpicos, y explicó que el deporte siempre servirá como puente para hacer llegar esas palabras a todas las personas que habitan el planeta.
“La antorcha y los juegos son muestra de que la humanidad es más fuerte que las fuerzas que intentan dividirla, sobre todo en mundo sacudido por las crisis este mensaje es más importante que nunca” sentenció el presidente del COI.
Asimismo Ban Ki-moon aplaudió la decisión del Comité de incluir un equipo de refugiados en las competencias veraniegas, acción que calificó como un “faro de solidaridad con todos los pueblos del mundo”.
“Por primera vez en la historia los atletas que han sido forzados a abandonar sus hogares tendrán la oportunidad de perseguir el oro y todos serán testigos de la forma en que los refugiados merecen ser vistos, como personas inspiradoras”, expresó.