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alejandro.rodriguezd@elunversal.com.mx
Mujer torera ante la historia. Eso es lo que sucederá este 15 de mayo sobre la grama de la plaza de toros de Tepotzotlán, cuando la matadora Hilda Tenorio ose encerrarse como única espada ante seis toros de la dehesa tlaxcalteca de Brito.
Nunca en más de 400 años que se tiene registro de la presencia femenina en la fiesta brava se ha visto que una torera realice una encerrona. Hilda sueña por este momento. Un grito por exclamar la atención y demostrar que su toreo se cala al parejo de los grande nombres de la baraja taurina de la actualidad.
¿Qué representa el realizar esta inédita encerrona?
—Representa una gran responsabilidad. Es un reto muy fuerte, pero también una oportunidad de mostrarme en plenitud. El demostrar todo lo que he aprendido en estos años. No nada más de matadora, sino desde que era becerrista, de cuando era niña. De alguna manera es también una manera de captar la atención del público hacia mi persona. Más que verlo como un reto, lo veo como una oportunidad de mostrarme ante seis toros.
Suma 11 meses sin torear debido a una lesión en su rodilla derecha. ¿Por qué reaparecer con un magno compromiso?
—Es una manera de recalcar el que la mujer puede afrontar estos magnos compromisos. Se menciona que una reaparición es complicada luego de casi un año de inactividad, así que reaparecer con seis toros como única espada, el mantener la atención de toda la gente con seis ejemplares con solvencia y técnica, habla de un reto mayor.
Este tipo de gestas la gente lo valora mucho. En mi caso, tengo el termómetro en las redes sociales en donde he visto que he generado gran interés. Lejos de decirme que una mujer no puede, me están mostrando apoyo. Hasta los más exigentes de la fiesta brava, están con pensamientos positivos, con buenas vibras, porque están valorando el esfuerzo que estoy haciendo. Irán a la plaza con ánimo de apoyar, pero también de exigir. Por lo mismo, yo me estoy exigiendo de la misma manera durante el entrenamiento.
Cómo asume el que será un momento histórico en la fiesta brava. ‘La primer mujer que afronta una encerrona’.
—Es un honor, la verdad, estar en esta situación y que la empresa haya apostado por mí. Soy consciente del esfuerzo que representa. Estoy sola ante la historia.
Anteriormente ya había roto otras tradiciones como la de 60 años de que una mujer no tomaba una alternativa en la Plaza México.
Soy consiente también de que tengo esa responsabilidad de ser la primera en busca de una encerrona. Alguien lo tiene que hacer. Alguien tiene que mostrarle el camino a las demás mujeres que quieren realizarlo. Agradezco a Dios el que me haya puesto en este camino de ser la primera, pero tengo que hacerlo todo bien para que las demás tengan su oportunidad.
¿No es muy arriesgado tomar el reto tras varios meses parada?
—Sí es un reto muy fuerte, grande. Sin embargo, todo lo que vale en la vida tiene un alto costo y nadie te lo regala. Estoy consiente de la dificultad de reaparecer. No son dos toros, son seis, pero también sé que soy capaz. Todo está en la mente y la confianza que tenga en mi misma. Sé que llegaré preparada físicamente y mentalmente.
¿Emociona vestir de nueva cuenta el traje de luces?
—Hay mucha ilusión, hay miedo. No es la primera vez que me ha tocado estar inactiva tanto tiempo por una lesión. Una vez, por la misma lesión en la rodilla derecha, estuve tres años fuera de los toros. Pero siempre el reaparecer y vestirte de luces provoca mucho miedo previo. Me acuerdo que en una anterior ocasión, no podía dormir. La noche previa, me acuerdo que volví el estómago. Ahora no sé cómo vaya a reaccionar. Es el nervio de la reaparición, pero también es el nervio de estar en una encerrona. Ya llegado el momento veremos qué pasa.
¿Recuerda todas sus lesiones?
—Sí. He pasado varias lesiones. De hecho, hace poco comentaba con un amigo que de los 15 años que he estado en los toros, cinco he estado inactiva debido a las lesiones. Estamos hablando de que una tercera parte de mi carrera me la he pasado en quirófanos, en rehabilitación y sin poder torear. Son ocho veces las que he pasado por el cuchillo.
Me da risa entre comillas pues ya sé lo que me deben de hacer antes de operarme. Las enfermeras se dan cuenta que soy una paciente frecuente, pues sé cómo debo estar y no me ven nerviosa. Son cosas que uno acepta en esta profesión.
Cuando le dije a mi papá que quería ser torera, a la semana siguiente llegó con dos libros. No sé si era para disuadirme de mi idea de ser torera o para que tuviera los pies en la tierra. Un libro se llamaba Las Cornadas y el otro era de traumatología taurina, ilustrada con todo y a color. Desde entonces tuve la conciencia de que esto no era un juego, pues no estás jugando con carritos, sino lo haces con tu vida. Sólo la preparación es la que te va a evitar esta clase de cosas.
Hay toreros que dicen que las cornadas son trofeos ¿Usted piensa lo mismo?
—Sí son como trofeos pero también no me gustaría tener muchos trofeos de este tipo [risas]. La verdad es que prefiero los reconocimientos de metal o el recuerdo de que fui triunfadora en alguna feria. Son cosas de las profesión. Cuando me hicieron la herida en la cara, muchos compañeros me hablaban para decirme que me envidiaban pues querían una cornada como la mía, de las llamadas 'de espejo'. Pues al verte al espejo estas heridas, te recuerdan qué es lo que estás haciendo y que te tienes que preparar más duro para que este tipo de cosas no sucedan.
Las cornadas las llevas con cierto orgullo. Al final de cuentas, el toro es el animal que más me gusta, al que más admiro y llevo un recuerdo de ellos, aunque espero no acumular más memorias así.
Además de las encerrona, ¿que metas le falta por cumplir?
Espero salir con el triunfo este 15 de mayo y dar de qué hablar. Tengo la meta de que la gente hable de mi profesionalismo y mi toreo. Que a raíz de esto se abran las puertas para que no me encasillen como mujer torera. Sino que me vean como un torero más. Al final de cuentas, siempre que voy en un cartel con hombres, sorteo los mismos animales al parejo que ellos. Esa es la meta, que me vean como un torero más.
¿Cómo concibe la tauromaquia en su vida?
—La fiesta de los toros es mi vida. No está dentro de mi vida, sino que es mi vida en sí. Es verdad que soy también abogada, pero realmente los toros son los que me apasionan por convicción y por afición.
Actualmente no concibo mi vida sin los toros.