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El pancracio nacional se vistió de luto el 21 de marzo de 2015 cuando el Hijo del Perro Aguayo falleció tras sufrir un traumatismo cervical durante una función en el Auditorio Municipal de Tijuana.
A un año de distacia nada ha cambiado. Las garantías de los luchadores aún no son una prioridad para quienes organizan las funciones; tampoco lo es dotar a los reyes del cuadrilátero de un seguro médico o contar con ambulancias listas para atender cualquier emergencia.
“Hasta el momento todo sigue igual. Una de las razones es que no hay unión entre los luchadores quienes no exigen mejores condiciones de trabajo. Poco se preocupan por saber si existe una ambulancia para emergencias o protocolos en caso de una contingencia”, explica El Hijo del Santo.
Para el referente de la lucha libre mexicana, lo que ha faltado para que las empresas y promotores se comprometan en el bienestar de los gladiadores, es unidad entre todos los actores. El Enmascarado de Plata denuncia que ni la muerte de El Hijo del Perro Aguayo sirvió para crear mejores condiciones laborales para las mujeres y hombres que suben al ring para crear la magia del ‘deporte-espectáculo’.
“Lo del ‘Perrito’ fue una emergencia que generó mucho movimiento, que hizo que algunos compañeros se unieran porque en el ring todos nos jugamos la vida, pero lamentablemente todo se fue olvidando”, declaró.
Para el luchador, los promotores y las débiles comisiones que hay en los estados del país, son los responsables de no reducir al mínimo la posibilidad de una tragedia.
“Como promotor debes ser responsable, preocuparte, pero hay muchos eventuales que si no tienen una comisión que les exige, ellos no se van a preocupar y se ahorran dinero al no tener un buen cuadrilátero, salidas de emergencia, cuerpo médico, ambulancia”, explicó.
Blue Monster, luchador con 15 años de experiencia, compartió la opinión de El Hijo del Santo. Aseguró que aquellos que se aventuran en los cuadriláteros lo hacen a sabiendas de los peligros que corren.
“El accidente provocó que en algunas arenas se pusieran ambulancias y servicio médico pero fue una iniciativa que no duró. No tenemos garantías, cuando alguien se lastima los empresarios pagan muy poco, si acaso el 20 por ciento de lo que se puede gastar”.
El entrenador de 16 nuevos talentos nunca ha pensado en retirarse, aún después de cinco operaciones reconstructivas.
“En toda mi carrera creo que he aportado más de lo que he ganado pero no importa, la adrenalina que se siente y la relación con el público lo valen todo”, comparte Monster.
En la actualidad hay luchadores que se juegan la vida por 50, 100 o 200 pesos.
“No me dedico a esto por el dinero, yo soy empleado de gobierno. Lo hago por mis hijos, por la emoción que les provoca mi preparación, las máscaras, las abuelas dándonos la bendición, somos como superhéroes para la gente”, relata Dankar, uno de los alumnos de Blue Monsther, quien solicita a las autoridades se les provea al menos de un seguro popular para atenderse.
Dankar comenta que la falta de galenos ha obligado a los luchadores a atenderse entre ellos mismos.
“A veces no hay nadie que ayude, he visto a profesores acomodando huesos y lesiones. Pedimos apoyo a las delegaciones, pero no llegan los servicios a tiempo”.
Junto con él entrenan Lizzzar, Sangre Audaz, Blue Monsther Jr., Torito 777 y Sky Boy en el gimnasio Nuevo Jordan.