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adriana.reyes@eluniversal.com.mx
De perfil más discreto que sus compañeras de equipo, la arquera mexicana Alejandra Valencia ha sabido ganarse un lugar irremplazable en la selección nacional.
La sonorense, menos mediática que deportistas como Aída Román, prefiere demostrar con disparos perfectos a la diana que su calificación por equipos a los Juegos Olímpicos no fue mera casualidad.
“Soy una atleta que tiene mucho tiempo practicando el tiro con arco. Mis resultados avalan mi calidad y el mejor ejemplo es el quinto sitio que alcancé en el pasado Campeonato Mundial”, dijo Ale, orgullosa.
Con 21 años de edad, Valencia trabaja para ponerle su nombre a una de las tres plazas con las que cuenta el país. Una tarea complicada tras el regreso de la medallista olímpica Mariana Avitia y el crecimiento que ha tenido Karla Hinojosa.
“La competitividad dentro del equipo es muy fuerte, todas nos conocemos y estamos conscientes de nuestras habilidades y debilidades. En mi caso tuve un buen año en 2015 al subir al podio en los Juegos Panamericanos y eso fue un gran aliciente para seguir en la búsqueda del cupo a Brasil”.
La seleccionada, ganadora de dos medallas de oro y un nuevo récord panamericano en Guadalajara 2011 sabe que puede dar mucho más que en Londres 2012 cuando no pudo avanzar a los octavos de final.
“En caso de llegar a Río ya serían mis segundos Juegos por lo que espero enfrentarlos con mucha más madurez y con mejores posibilidades de obtener un buen sitio. Lo que sigue es trabajar fuerte porque el sueño de todo deportista, desde luego, es representar a su país”
Valencia, quien de inicio no estuvo de acuerdo con mudarse a la ciudad de México para integrarse al representativo nacional, suma más de una década practicando el tiro con arco. A los siete años inició su romance con los arcos y flechas en un pequeño centro de entrenamiento cerca de su casa en Sonora.
“He tenido buenos y malos momentos y como deportista debes entender que no siempre puedes ganar. Lo importante es siempre levantarte de las derrotas y, principalmente, nunca claudicar en tus sueños, en especial si se trata de portar el uniforme tricolor en unos Juegos Olímpicos”.
