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El objetivo del Comité Organizador de Río 2016 es “lograr los Juegos Olímpicos más económicos de la historia”. No es una tarea fácil.

Brasil enfrenta una recesión en su economía, desvalorización de su moneda respecto al dólar y crecimiento del desempleo en el país.

El presupuesto para llevar a cabo los Juegos Olímpicos es de mil 741 millones de dólares, y la misión es no rebasar dicho techo.

Para mantener las inversiones en lo mínimo, han aprovechado las instalaciones heredadas de los Juegos Panamericanos de 2007 y de la Copa del Mundo 2014 de la FIFA.

Para este año estiman inaugurar ocho complejos deportivos más para la justa de verano.

“Tenemos el compromiso de no gastar más de lo necesario, algo nuevo para unos Juegos. El país vive una crisis, no podemos mandar un mensaje diferente ni dejar cuentas pendientes para que pague el gobierno, o peor, la sociedad”, resalta Mario Andrada, director de comunicación del Comité Organizador de los Juegos de Río 2016, en entrevista para EL UNIVERSAL.

En el último corte realizado al estatus de los inmuebles en Río, se reportó el 95 por ciento de avance. Esto derivado de que algunas sedes son temporales, como la de voleibol de playa, que se ubicará en Copacabana y que no será cerrada sino hasta unas semanas antes de las competencias. Se tiene contemplado llegar al 100 por ciento cuando falten cuatro meses.

Los Juegos tendrán 10 mil 500 atletas en competencia provenientes de 206 países para participar en 42 campeonatos mundiales deurante los 17 días de actividades, que empezarán el 5 de agosto y concluirán el 21.

Sin desperdicio. Río busca garantizar que ninguna sede deportiva quede en desuso.

“Se está intentado hacer los Juegos Olímpicos más económicos de la historia para evitar cualquier ‘elefante blanco’. Muchas de las instalaciones vienen de los Juegos Panamericanos de 2007, en tanto que los estadios nuevos en su mayoría se están reformando. Hay casos como el estadio Olímpico que tiene tiempo, es la casa del club de futbol Botafogo. El Maracaná, que viene de una restauración, se utiliza recurrentemente para el futbol internacional. Además será la sede de la inauguración y la clausura, para aprovechar su infraestructura”, expone a este diario Alejandro Lifschitz, vocero para América Latina del Comité Organizador.

Inversión justificada. La mayor parte de los fondos del presupuesto utilizado para la justa proviene de los patrocinadores (51%), las contribuciones del Comité Olímpico Internacional (21%) y la venta de entradas (13%).

La ciudad de Río de Janeiro sostiene su propia lucha por no sobrepasar los gastos en su preparación para recibir a 380 mil visitantes extranjeros. Para ello, cuenta con su propio presupuesto de 5 mil 894 millones de dólares, que servirá para mejorar el servicio de autobuses, ampliar y renovar el metro, así como para la construcción de una nueva área portuaria.

“Partimos de un presupuesto más austero que el de los Olímpicos de Londres 2012, tanto en las instalaciones como para las ceremonias de apertura y clausura. Tenemos un control de gastos bastante estricto. Recientemente el comité organizador de los Juegos anunció que realizará un control más exigente en los gastos para reducir y llegar a la meta planeada”, apuntó Lifschitz.

Involucran a los cariocas. Uno de los temas de mayor importancia para el Comité Organizador es saber la opinión de los brasileños con la organización de sus Juegos y buscar involucrarlos. Confían en que no se repetirán escenas como las de la pasada Copa del Mundo de futbol, en 2014, en donde miles de ciudadanos salieron a protestar por los altos costos de la justa de la FIFA.

“Tenemos el apoyo del 67 por ciento de la población; en tanto que el 74 por ciento cree que los Juegos van a salir bien”, dijo Lifschitz, quien confía que el saldo logístico de Río 2016 tendrá números negros.

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