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El deporte da y quita. Se trata de un ciclo constante que permite conseguir éxitos, fracasar y de nuevo encumbrarse. Pero lo más importante de todo es que siempre da revancha. La clavadista Paola Espinosa así lo vive desde los 11 años de edad. Hoy tiene 29 y aún no piensa en el retiro.
—¿Serán los de Río de Janeiro 2016 tus últimos Juegos Olímpicos?
“No lo sé. No lo he pensado. Llega un momento en que esta pregunta llega a ser molesta. Voy paso a paso, voy día a día, me gusta mucho lo que hago, me sigue apasionando. No sé si serán los últimos. Hasta ahorita, lo único que te puedo decir es que estoy muy ilusionada con estos Juegos Olímpicos”, dijo Espinosa, en exclusiva durante su visita a EL UNIVERSAL.
La semana pasada, la bajacaliforniana compitió en los Campeonatos Mundiales de Natación, en Kazán, Rusia, pero no tuvo los resultados que deseaba. Fue 17 en la semifinal de plataforma individual y octava en sincronizados, junto con Alejandra Orozco.
“Me hubiera gustado que me fuera mucho mejor. No estoy conforme, pero hice una eliminatoria muy buena, pasé en cuarto lugar, con todo y que fallé dos clavados. Creo que tuve muy pegadas estas dos competencias [el Mundial y los Juegos Panamericanos].
“Después de Toronto llegamos a México, sólo estuvimos dos días y tuvimos que viajar de inmediato a Rusia y fue complicado estar a tope en dos competencias tan importantes y que otorgaban pase a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016”.
Pero Paola no se frustra, aún le restan muchas competencias por delante, donde podrá sacarse la espina de los indeseados resultados en Kazán.
“Todavía tengo muchas revanchas más, como la Copa del Mundo que viene y los Juegos Olímpicos”.
El objetivo que se trazó ya lo cumplió, pues en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015 —donde compitió tras un largo proceso de recuperación de lesiones— se tiró desde la plataforma e inesperadamente logró la medalla de oro.
“Estoy feliz de poder regresar a hacer lo que me gusta, que es 10 metros individual. Disfruté mucho la competencia. No pensé que pudiera regresar tan bien, porque llevaba muchísimo tiempo de no competir, pero en el momento me acordé de todo perfectamente, de cómo hacía las cosas antes”, comentó Espinosa, quien simplemente siguió su instinto y se convirtió en la máxima ganadora de preseas doradas para México en la historia, con ocho.
“Todo lo que he vivido, todo lo que ha pasado, lo bueno y lo malo, ha valido la pena hasta el día de hoy. No me arrepiento de nada de lo que he hecho para poder llegar aquí. Creo que la vida es justa cuando trabajas, cuando te esfuerzas, cuando eres dedicado y disciplinado en lo que debes hacer. Cuando sueñas y haces realidad tus sueño, este es el resultado”.
Espinosa Sánchez sonríe y se le ilumina el rostro cuando habla de Río 2016, sus cuartos Juegos Olímpicos, donde tendrá una revancha más.