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adriana.reyes@eluniversal.com.mx
¿Por qué no pensar en una medalla olímpica?, reflexiona Ismael Hernández tras varias horas de entrenamiento en el Comité Olímpico Mexicano.
Exhausto, tras su práctica de esgrima, el pentatleta mexicano se atreve a soñar y analiza las posibilidades reales de ubicarse entre los tres primeros lugares el próximo 20 de agosto en Río de Janeiro, Brasil.
“Se puede llegar a una medalla, claro que sí. Se está trabajando para eso con toda la ambición. No estoy asegurando que me la voy a colgar, pero esa es la visión que tengo ahora. Todos los atletas debemos buscar la excelencia deportiva que sólo se alcanza con una medalla. Hay una aspiración personal grande”, dice el morelense, quien consiguió su boleto olímpico luego de obtener la plata en los Juegos Panamericanos en Toronto.
Hasta ahora, el seleccionado lleva paso perfecto en el ciclo y no quiere interrumpir ese hecho.
“Voy por la competencia de mi vida. Mi primera meta la cumplí el 14 de noviembre de 2014 en los Juegos Centroamericanos de Veracruz, donde me llevé dos medallas de oro; después, el 19 de julio pasado logré mi boleto para Río y una plata. Lo que sigue es mucho más ambicioso, pero no imposible”.
Ismael creció siguiendo los pasos de los mejores pentatletas del país. Fueron ellos quienes lo inspiraron para buscar en lugar privilegiado en un deporte con poca difusión en el país.
“Desde los 9 años, edad en la que comencé con la práctica de mi deporte admiraba las carreras de Óscar Soto, Horacio de la Vega, Ivar Sisniega, Sergio Salazar. Como ellos busco poner a México en el plano internacional del pentatlón moderno, pisar fuerte e inscribir mi nombre en la historia”.
Dos sucesos estuvieron cerca de truncar los sueños del competidor de 25 años de edad.
Primero, un dopaje por clembuterol previo a los Juegos Centroamericanos de Mayagüez en 2010.
“Los medios se me volcaron encima, fue un momento muy álgido de mi carrera, porque me catalogaron como tramposo y no fue así, lo que me pasó fue un error de novato. Tomé la responsabilidad y cumplí con un año de sanción”, relata.
En 2012, Ismael escalaba peldaños en el ranking mundial cuando, en el Campeonato Mundial, sufrió un accidente en la prueba de equitación. El caballo estrelló al mexicano en un obstáculo, lo que le ocasionó múltiples fracturas y la pérdida de un diente. Además, se esfumaron sus posibilidades de calificar a los Juegos Olímpicos de Londres.
“Pensé en no seguir, en tirar la toalla. Quedé un poco resentido con el deporte y me tomé un tiempo para pensar en mi futuro, la verdad estaba destrozado”, relata.
Hernández decidió volver meses después y los resultados respaldaron la valiente determinación.
El pentatleta sabe que el deporte que practica tiene fecha de caducidad. Es por ello que dedicó tiempo a su preparación académica, el cual ha redituado en un título en economía. Además, estudia música, idiomas y piensa realizar una maestría en el extranjero.