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adriana.reyes@eluniversal.com.mx
Toronto.— Apenas tuvo fuerzas para cruzar la meta. Sus piernas, debilitadas luego de 20 kilómetros de recorrido, flaquearon tras caer el listón que la consolidaba como la nueva campeona panamericana de la especialidad.
En el suelo, totalmente deshidratada y con la mirada perdida, María Guadalupe González le dio a México su medalla de oro número 12 en Toronto, la primera dorada para la disciplina desde que Victoria Palacios se impuso en Santo Domingo 2003.
“Discúlpenme, no debí desmayarme, le ofrezco una disculpa a todos los que se preocuparon por mí pero la verdad es que si me sentí muy mal. Lo siento”, dijo humilde la mexiquense tras una hora de recuperación.
La seleccionada llegó a tierras canadienses sin bombo ni platillo. Con apenas tres años dedicados a la marcha, pocas eran las esperanzas de que pudiera subir al podio continental.
Pero la mexiquense rompió los pronósticos y además, consiguió un nuevo récord panamericano con tiempo de 1h29m24s. El monumental esfuerzo ocasionó que Guadalupe tuviera que ser llevada a un hospital por un fuerte caso de deshidratación.
“¿Qué tiempo hice?”, preguntaba la andarina mientras los servicios médicos la atendían.
El idilio de González con la marcha no surgió a primera vista. Es más, la competidora practicó primero boxeo, compitió en un torneo de Guantes de Oro y participó en algunas competencias regionales en los 800 metros planos, antes de iniciar con la caminata como terapia de rehabilitación.
“Me dijeron los doctores que no podría hacer más deporte, que probablemente me cortarían la pierna luego de una lesión en la rodilla. Afortunadamente encontramos a otro médico que me ayudó con mi recuperación y me recomendó esta disciplina”, relató Guadalupe.
En sus primeros recorridos, la estudiante de informática no podía resistir ni un kilómetro. Poco a poco, su cuerpo se acostumbró al movimiento cadencioso y su carrera comenzó a subir de manera vertiginosa.
“La verdad no me gustaba mucho porque a veces me decían cosas cuando entrenaba por el movimiento de las caderas. Me cansaba mucho pero le agarré el gusto y las medallas llegaron. Hoy, la marcha es mi pasión y la forma de alcanzar mis sueños”, dijo.
Guadalupe lideró la competencia desde las primeras vueltas y nunca perdió ventaja. Fue en el kilómetro 16 cuando comenzó a sentirse mal y en el 19 ya caminaba “por inercia”.
“Cuando llegué, no sabía si era la meta o me había caído. Ya no pensaba nada, solo quería llegar”, relató.
La plata fue para la brasileña Erica De Sena (1h30.03) y el bronce para Paola Pérez de Ecuador (1:31.53). Alejandra Ortega, también de México, terminó en el octavo puesto (1h35.03).
Este año, Guadalupe ha roto cuatro veces su marca personal. Y asegura que va por más.
Atrás quedaron los tiempos en que la andarina contaba con recursos limitados para ir a la escuela y entrenar. La mexiquense está ahora en la élite continental por lo que se permite soñar con representar a México en los Juegos Olímpicos el próximo año.
“No quiero ir sólo a participar, yo busco ganar y creo que es posible si mejoro mis marcas”, puntualizó.