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Como nunca antes en este proceso, se vio a Juan Carlos Osorio alejado del entorno. Está claro que la suspensión de seis juegos impuesta por la FIFA, le ha afectado al entrenador de la Selección Nacional, quien se mostró, antes de la práctica de ayer, con un semblante distinto, de derrota.

Al llegar al lugar del entrenamiento, bajó del autobús totalmente en su mundo. Una ligera sonrisa, pero en general, la cabeza abajo, la mirada en el suelo, como si en el pavimento fuera a encontrar la respuesta al problema que le ocasionará el castigo anunciado, al quedar sin posibilidades de dirigir los partidos del equipo mexicano en la Copa Oro.

Se volvió a transformar. Ahora, pareciera que es él contra todos y que todos están contra él. Y se encierra en sus pensamientos. No podemos negar que es un tipo preparado, que ha estudiado y que seguramente ha devorado libros para pulir su método. Pero a veces hay cosas que no se aprenden en los libros y tienen que ver con la manera en que enfrentas la derrota.

Cuando perdió ante Chile en la Copa América Centenario, Osorio se refugió en la charla de Marcelo Bielsa para volver a cargar energía, según dijo. Pero ahora las cosas son distintas, ahora no pudo esconderse del escarnio público tras lo ocurrido en la Copa Confederaciones porque tiene el compromiso del torneo de la Concacaf.

Y tiene que dar la cara aun cuando le cueste trabajo hacerlo, sobre todo ahora con esta suspensión que lo imposibilita de estar en la cancha, en donde quiere estar. No es el mejor momento del colombiano y se le nota en el rostro, en sus movimientos, en su andar.

Llegó un momento en que se alejó lentamente de todo el grupo; inició la preparación de la práctica y entonces encontró un poco de alivio. Tomó sus conos y los colocó como siempre lo hace. Claro que esto es parte de la rutina de todos los entrenamientos, de un método bien establecido y en el que quizá encuentra consuelo para el duro golpe que le ha dado la FIFA, tras su pésimo comportamiento en la Copa Confederaciones. Este castigo es otra sacudida al entrenador de la Selección Nacional, quien ahora tendrá que dirigir a la distancia un torneo que debe ganar. Y así, a la distancia, encontrar respuestas para que este equipo alterno cumpla con el objetivo y no se haga más pesada la losa que carga este verano.

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