En el pasado, hace cinco años en Londres, Darvin Chávez, prácticamente se rozó con los dioses al ser parte del equipo mexicano que ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos. En el presente, Darvin está sin trabajo, Darvin ya no vale su peso en oro. En el torneo pasado, Veracruz intentó rescatarlo al inscribirlo, mas su pago dependía de lo que jugara, y casi nunca jugó. “Así es la vida, ahora estoy aquí; no le veo nada malo el estar buscando trabajo”, dice el defensa surgido del Atlas. Nadie lo asesora, nadie lo ayuda, “no tengo representante, vengo con mi papá, ojalá haya algo”, comenta para ir a buscar a los directivos y pedir trabajo. 

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