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Ha dado inicio —en Corea del Sur— el Mundial Sub-20, evento que reúne a 24 selecciones que jugarán en seis ciudades del país asiático hasta el 11 de junio.

Como siempre, el torneo se vende como una oportunidad para la unión de naciones en paz y fraternidad, aunque un conflicto bélico esté como sombra.

Desde 1945, las hostilidades entre las dos Coreas: la del Norte, apoyada por Rusia —antes Unión Soviética—, y la del Sur —aliada de Estados Unidos— ha pasado de acciones directas (la guerra que duró de 1950 hasta 1953) a amenazas que se han agudizado.

Y aún más.

De marzo a la fecha, las tensiones han aumentado entre estas naciones y sus aliados con el lanzamiento de misiles balísticos por parte de Norcorea, los cuales cayeron cerca de la costa de Japón. A partir de entonces, las amenazas de ambos bandos se han intensificado y parece que no pararán, a pesar de que la Copa del Mundo Sub-20 esté en pleno desarrollo.

¿El futbol será capaz de parar esto? Parece que sí, aunque indirectamente, porque —según Eduardo Rosales, analista en política internacional y profesor de la UNAM— la tregua llegará, pero no por la vía diplomática, sino por la económica. Los intereses monetarios son los que, al final, pesarán más.

“No creo que se mantenga por mucho tiempo esta situación, que hoy es una guerra verbal, un discurso muy belicoso y agresivo por parte de los actores principales: Estados Unidos y Corea del Norte. En algún momento deberá disminuir. Aquí, el grave riesgo es que exista una provocación, una malinterpretación, un error y, entonces eso sí, como este conflicto involucra a grandes potencias como China, Rusia y Estados Unidos, el peligro es latente”, opina Rosales, en entrevista para EL UNIVERSAL.

Y afirma que “seguramente, China y Rusia le bajarán a la tensión, sobre todo por orden de China, ya que Corea del Norte es un satélite de China. Una llamada de su líder [Xi Jinping] bajaría el tono de la animadversión y dejaría que el campeonato se efectúe en paz”.

Mas la paz no es gratis: “Los eventos deportivos a este nivel son muy mal negocio. Se invierte más de lo que se va a recuperar, pero son una vitrina y escaparate para los países que los llevan a cabo. El ángulo importante y definitorio de por qué se puede desatorar el conflicto para darle paso a un Mundial es el elemento económico.

“No es exageración: hay poderosos intereses económicos que determinan esta situación”, agrega. “Los países invierten millones para infraestructura y deben tratar de recuperarla... Y es el caso de Corea del Sur, que seguro le pedirá a su amigo y socio Estados Unidos que le baje al discurso”.

Otro elemento a considerar “son las marcas. Adidas y Nike, que nunca pierden, siempre ganan porque visten a los principales equipos. Los gastos en publicidad son altísimos, de 65 a 90 millones de dólares para estas casas deportivas y son empresas que tienen un enorme poder de influencia en las decisiones de los gobiernos”.

Además, continúa Rosales, hay un común denominador que puede pesar aún más: la FIFA. “Los países sede hablan con la FIFA, ésta con los gobiernos y les dice que hay gran derrama económica, empresas trasnacionales metidas, muchas otras cosas...”.

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