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Mientras la Ciudad de México dio ejemplo en el cumplimiento de los protocolos de seguridad en los estadios de futbol, la violencia se hizo presente en algunas partes del país durante la actual temporada.
Cuando Pumas recibió al América el 19 de marzo pasado, la Secretaría de Seguridad Pública de la CDMX implementó un dispositivo de más de 5 mil policías. Partido catalogado de “alto riesgo” por la hostilidad entre las porras, la cual ha hecho que los jugadores de las Águilas lleguen al Olímpico Universitario en camionetas blindadas.
Para el Clásico Regio en el nuevo estadio de Monterrey, por los cuartos de final del Clausura 2017, las medidas fueron rebasadas por la hinchada local, que al finalizar el partido, que significó la eliminación de la Pandilla, provocó riñas que con saldo de 33 detenidos (de los cuales, 30 fueron liberados), un civil y dos policías lesionados. Para ese choque del 13 de mayo, el municipio de Guadalupe anunció un operativo con apenas mil 500 elementos.
Incluso, el presidente de los Tigres, Alejandro Rodríguez, aseguró que “el aficionado tigre no insulta ni agrede”.
Con otra mancha más de violencia en el balompié nacional, ¿quiénes son los responsables?
“Es lamentable, cómo es posible, sabiendo cómo son las porras, que en un Clásico no haya medidas adecuadas, eso me indica el desinterés de la directiva de los equipos y en las autoridades estatales. Es una crónica de una riña anunciada”, opina el abogado penalista Gabriel Regino, quien cuestiona el funcionamiento de la Comisión Especial para la Erradicación de la Violencia, creada a partir de las reformas de la Ley General de Cultura Física y Deporte.
“Es letra muerta”, dice.
Asimismo, Regino apunta que el fenómeno de la violencia seguirá si los clubes no invierten para salvaguardar a los asistentes. “El principal responsable de los actos violentos es de los autores de los mismos, pero hay etapas que tienen que ver como la prevención”.
Luis Manuel Muñoz, asesor legis-
lativo, menciona en entrevista con EL UNIVERSAL, que es multifactorial señalar culpables. “Es una responsabilidad de todos, es multifactorial de autoridades estatales, de los clubes y de los aficionados. En la Comisión Especial para la Erradicación de la Violencia, no son responsables directos, las leyes están, pero son letra muerta, hay que entenderlo desde este punto: que delito que no es atendido, tiende a crecer”.
De igual modo, Muñoz considera que los castigos que se aplican no son suficientes. “Autoridades deportivas lo ven como una oportunidad para multar, está viciado. La violencia no es para apoyar un equipo, le haces daño. Es urgente tomar acción todos juntos con campañas de ‘no a la violencia’, atletas de otros deportes también deberían participar, pueden empezar con un video de su celular, que se graben y lo suban a redes sociales, no hay que esperar una tragedia”.