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hector.morales@eluniversal.com.mx
Era de noche en el Estadio Azteca y la cabeza de Diego Lainez apareció sin cabello. El jugador del América, de apenas 16 años de edad, fue víctima de una novatada en la que sus compañeros decidieron raparlo, previo al juego contra Necaxa.
Fue un acto que vulneró sus derechos como menor de edad, de acuerdo con la organización Save The Children México.
“Este tipo de actividades [novatadas] son producto de una sociedad patriarcal, que se transmite en una lógica violenta”, señala María Josefina Menéndez, CEO de la organización en pro de los derechos infantiles, en charla con EL UNIVERSAL.
“Es una violación a sus derechos, porque esta acción [raparlo] contraviene a su dignidad. Muchas veces se les somete a estos ritos para pertenecer a una cofradía o a una entidad deportiva, como es este caso”, denuncia.
De acuerdo con datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), dos tercios de la población joven han sido víctimas de acoso o bullying. El muchacho no lució incómodo ante la “iniciación” que le hizo el resto del plantel azulcrema, elementos mayores. Incluso, hay videos en los que se observa el proceso en el que se le corta el cabello a Lainez por parte del defensa paraguayo Bruno Valdez (24 años).
Sin embargo, el hecho contraviene al Principio 10 de la Declaración de los Derechos del Niño, que indica: “El infante debe ser protegido contra las prácticas que puedan fomentar la discriminación racial, religiosa o de cualquier otra índole...”.
Lainez no se quejó, mas no exime a los americanistas de la falta, por tratarse de un menor de edad que convive con adultos en los entrenamientos y la cancha.
“Si se le consulta [a Diego], seguramente le parece un proceso natural. Son actos violentos que, a lo mejor, aceptaría, porque entiende la etapa que tiene que pasar para lograr pertenecer a algo”, describe Menéndez.