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Charlyn Corral (Tepexpan, 1991) no tiembla a la hora de tomar decisiones arriesgadas. Llegó a España en 2015 para jugar en un club modesto, el Levante Unión Deportiva, y terminó esa temporada con 22 goles, luchando por el trofeo de máxima anotadora, y con el equipo en cuarta posición.

“La adaptación deportiva fue complicada”, admite Corral. “Las canchas en España son de césped artificial y hay que tener más técnica para controlar el balón, que va muy rápido, pero me adapté porque no vine a tumbarme en la hamaca”.

No fue su primera gran apuesta. Tras terminar sus estudios en Estados Unidos, donde jugaba futbol colegial, empacó y fichó por un club profesional en Finlandia, el Merilappi United. “Pudo parecer un poco apresurado, pero mi prioridad era no perder el ritmo, y si me quedaba en Estados Unidos, tendría que esperar unos meses sin jugar, porque la temporada acabó justo cuando me gradué. Hice bien, y gracias a eso llegué con buena forma al equipo nacional”, explica, en conversación telefónica desde Valencia.

La experiencia en el norte de Europa le resultó grata, pero al llegar a España encontró un entorno cultural más cercano al de México y un proyecto deportivo ilusionante.

La Liga española es aún semiprofesional, porque sólo los primeros equipos de la tabla tienen contratos para sus jugadoras. Es el caso del Levante de Charlyn, actualmente luchando por alcanzar al Valencia en la tercera plaza y sin renunciar a los puestos de Champions, que ocupan los todopoderosos Atlético de Madrid y Barcelona.

A sus 25 años, Corral ve su carrera en fase de expansión. Sus 17 goles en esta temporada confirman que ha encontrado un buen puerto en el Levante, aunque no la abandona el deseo de regresar a México: “Me gustaría jugar ante mi gente y luego ayudar a las nuevas generaciones. A lo mejor no como entrenadora, pero en Estados Unidos estudié administración deportiva y en España ahora lo complemento con un MBA en Dirección Internacional de Organizaciones Deportivas”.

Sobre la proyección del futbol femenino en México es optimista, aunque considera que queda mucho trabajo en la organización de un torneo competitivo. “En México hay mucho talento, pero se le deja ir. En nuestro país hay más conocimiento sobre el futbol femenil que en muchos otros lugares, mucha pasión, pero falta aún la organización que se ve que está llegando a España o que ya hay en sitios como Estados Unidos y Finlandia”, dice.

Esas carencias en el sistema de clubes no le impidieron a Charlyn desarrollar desde muy joven una exitosa carrera con el equipo nacional. En su recorrido tiene tres Mundiales Sub-20 (2006, 2008 y 2010) y dos absolutos (2011 y 2015). Es la jugadora que más joven marcó en un Mundial, con 14 años.

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