Sin pasar mayores sobresaltos, el Atlético de Madrid se clasificó por cuarta vez consecutiva para los cuartos de final de la Liga de Campeones europea al empatar sin goles ante el Bayer Leverkusen de Javier Hernández, tras su triunfo por 4-2 en la ida.

Con el adiós del “Chicharito”, la participación mexicana en el evento llegó a su fin.

Fue un encuentro muy plácido para el equipo de Diego Simeone y lo mejor lo brindó su arquero, el esloveno Jan Oblak, quien ofreció un auténtico recital.

La primera parte trajo muy poco futbol. El Atlético, amparado en el resultado de la ida, eligió ser pragmático y no arriesgar nada. El Bayer Leverkusen estaba obligado, pero realmente no lo pareció. Expuso muy poco mientras los minutos volaban. Dio la impresión de que había dado la eliminatoria por perdida desde hace ya días.

Simeone, puso a Ángel Correa por detrás de Antoine Griezmann y el argentino se mostró dentro de una primera mitad en la que no ocurrió prácticamente nada hasta el minuto 38. Fue entonces cuando el equipo local encadenó dos ocasiones claras y con el mismo protagonista final: el arquero alemán Bernd Leno.

En la primera oportunidad, Correa entró en velocidad dentro del área y obligó a Leno a estirarse hacia su izquierda para sacar un balón muy difícil. Tampoco fue nada fácil lo que hizo en la siguiente acción, cuando un disparo de Koke lo obligó a viajar al palo derecho.

En tiempos en los que se rumorea un presunto interés del Real Madrid por ficharlo para la próxima temporada, el alemán dejó sello de gran portero. La segunda mitad fue más interesante. No tanto por la eliminatoria, ya decidida, sino por ver quién se llevaba el triunfo. Y no lo hizo el Bayer Leverkusen porque se estrelló contra Oblak.

El conjunto alemán decidió arriesgar más y dio más libertad a Kevin Kampl.

Lo más memorable del encuentro llegó a los 69 minutos, cuando el polaco Oblak dejó una de esas jugadas distintas que se recuerdan durante mucho tiempo. En tres ocasiones consecutivas el balón quedó a bocajarro para los delanteros alemanes, quienes por tres veces se tropezaron con la inmensa figura del guardameta atlético. Fueron cuatro segundos para la memoria, tres paradas antológicas.

Los minutos se fueron marchando con la seguridad de que el Atlético estaría en cuartos de final sin ninguna duda. 

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