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Justo cuando su equipo logró hilar victorias (Liga y Copa), Francisco Jémez debe modificar un poco su plan de trabajo a causa del sui géneris paro arbitral en el Clausura 2017, pero el director técnico del Cruz Azul no lo toma de mala forma, mucho menos critica a los silbantes.

El español entiende la molestia de quienes deben impartir justicia sobre los lienzos verdes. A él tampoco le satisficieron las sanciones impuestas por la Comisión Disciplinaria, tras los desencuentros con los silbantes Fernando Hernández y Miguel Ángel Flores.

“Una cosa es lo que los árbitros hagan dentro del campo, me refiero a su trabajo, pero no podemos justificar que se pueda agredir a alguien que se ha equivocado”, sentencia el estratega, en conferencia de prensa posterior al entrenamiento celeste. “De ninguna manera puede ser justificable.

“Que los árbitros se equivocan... Lo mismo que aciertan. Posiblemente en el mismo porcentaje, pero ese es su trabajo: acertar y equivocarse; lo primero, lo más posible, y lo segundo no tanto, pero aunque se esté equivocando, nadie tiene derecho a agredirlo, ni física ni verbalmente. En ese aspecto, Cruz Azul es un club señor, y podremos cometer errores, pero respetamos su labor. Todo lo que no sea eso, es enaltecer algo que puede acabar en lo que ha terminado y ojalá que sólo pase eso, no algo más grave”.

Incluso, lanza un pequeño —aunque certero— dardo al América, cuyo defensa Pablo César Aguilar fue suspendido 10 encuentros por la supuesta agresión a Hernández, lo que generó molestia en los árbitros.

“No queremos vernos involucrados en accidentes como los que hemos visto, pero hay algo mucho más interior: si un jugador mío, y hablo por mí y Cruz Azul, le da un cabezazo a un árbitro, no tiene que venir algún comité a decirme los partidos que tiene que echarle... Ese jugador no se pone más la camiseta de Cruz Azul”, advierte. “Es respeto y lógica. No quiero a un jugador que ande por ahí pegándole cabezazos a los árbitros... Ni este club lo va a permitir. Lo de menos es la sanción que le ponga el Comité de Disciplina.

“Lo mismo es a mí; si un día le doy un cabezazo a un árbitro, Cruz Azul me tiene que echar a la calle, porque estoy manchando el escudo y la reputación de un club con muchísimos años, al igual que la de toda nuestra afición”.

Por lo que, desde su llegada a México, se ha dedicado a solicitar a sus futbolistas que no se enganchen en batallas verbales con silbantes o elementos del rival.

“Tenemos que ser bastante responsables con lo que hacemos”, afirma el español. “En ese aspecto, entiendo perfectamente a los árbitros, porque se han visto desprotegidos, ya que entienden que han puesto cosas en el acta que no se tomaron en cuenta y las sanciones no han ido acordes con la gravedad de los hechos. Entiendo que la única postura que podían tomar era esa... Es muy razonable”.

Lo único que le queda es esperar a que haya una buena solución para todas las partes, porque reconoce que “no ayudamos demasiado a que la labor del árbitro sea más eficiente y tranquila. Lo que hacemos es ponerle trabas”.

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