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Fueron incapaces de ganar en casa, pero varios jugadores del Saprissa esbozaron tímidas sonrisas tras el silbatazo final del árbitro hondureño Óscar Moncada. En el fondo, saben que el 0-0 contra el Pachuca —en la ida de los cuartos de final de la Liga de Campeones de la Concacaf— no es un resultado del todo negativo.
No recibir anotaciones sobre el sintético césped del estadio Ricardo Saprissa les otorga cierta ventaja para la vuelta, a jugarse el siguiente martes en el Hidalgo, ya que los goles marcadas como visitante son el primer criterio de desempate.
Eso explicó la desazón irradiada por varios Tuzos. Ninguno como el delantero argentino Franco Jara, quien todavía protestó el claro penalti que le cometió el defensa Roy Miller cerca del ocaso.
Diego Alonso empleó a buena parte de sus titulares. El veterano guardameta Óscar Pérez y el volante Érick Gutiérrez, quien acaba de recuperarse de una lesión, fueron los únicos elementos del cuadro base que estuvieron en la banca.
El objetivo era salir con todo el botín del hogar del “Monstruo Morado”. Fracasaron.
Jara e Hirving Lozano erraron las opciones más claras. Ambos fueron incapaces de superar al arquero Danny Carvajal, uno de los más vitoreados al final.
El sueño de un cuarto Mundial de Clubes para el Pachuca sigue vivo, aunque no tan latente como hace algunos meses.