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hector,morales@eluniversal.com.mx
Chivas levantó una sola vez la mano y el América cayó rendido. Una bofetada de Ángel Zaldívar, mediante un penalti, sirvió para derrumbar aún más a su máximo enemigo, empequeñecido y tristón.
Rebaño clemente que se apiadó de los azulcrema. Perdonó el proceso lavolpista en Coapa. Guadalajara pudo tener una goleada de época ante 10 americanistas. No quiso.
Igual el triunfo fue celebrado por la ansiosa fanaticada rojiblanca. Primera victoria del chiverío en un Clásico Nacional como local desde 2011. Hoy, Guadalajara mira las altura con 14 puntos. América se hunde en su mediocridad al quedarse con siete.
La renuncia al ataque de Ricardo La Volpe le permitió al Guadalajara tener el balón. Los americanistas se preocuparon más por descomponer los ataques del chiverío que construir los propios. Los locales estuvieron desconcertados, porque nadie les impedía la circulación de la pelota hasta que llegaron a tres cuartos de terreno. Ahí, los nubarrones se colocaron en las mentes rojiblancas.
Vinieron los la azulcremas. Contragolpes de Michael Arroyo que por poco encuentran rematador en un par de diagonales retrasadas en el área tapatía. El club águila dejó una propuesta al tú por tú para después.
Chivas comenzó a desbalancear a la defensiva de su acérrimo enemigo. La movilidad de Rodolfo Pizarro, Javier López, Alan Pulido y Ángel Zaldívar era perseguida por los defensores capitalinos.
En una acción individual fue que el Guadalajara encontró el gol.
Con su habilidad, Pulido amagó a Pablo Aguilar. Tardío, el zaguero emplumado estiró la pierna. Error fatal, pues tuvo un contacto con el delantero rojiblanco. Luis Enrique Santander, juez central, decretó el penalti.
Zaldívar engañó a Agustín Marchesín (29’). El estadio Chivas explotó. Sintió que la justicia se había impuesto en el marcador. América despertó hasta entonces. El “Bigotón” adelantó líneas hasta que se supo en desventaja. Antes fue temeroso.
Los Águilas se sintieron con confianza de retar a su enemigo. Apretaron la salida, se hicieron con el balón. Más ímpetu que ingenio, pero Rodolfo Cota comenzó a tener mayor protagonismo. El entretiempo llegó con el 1-0 en favor del Rebaño Sagrado.
Llegó el segundo tiempo. Miguel Samudio apuñaló a su equipo, como la que realizó Luis García como pupilo de La Volpe en el Invierno 1996. Quedaron 10 americanistas en el campo, luego de que el defensor paraguayo le propinara un pisotón innecesario a Jesús Sánchez al 51’.
Guadalajara tardó 10 minutos en hacer pesar la superioridad numérica.
Goles hechos fallados por Pizarro y Pulido que le dieron el alimento de la esperanza al América. Lo que pudo gestar una goleada de escándalo fue desaprovechado por la complacencia local.
El gesto feo del partido fue cuando el Bigotón tropezó a un jugador rojiblanco cuando las acciones estuvieron detenidas. El argentino, ante la marrullería, se fue expulsado. Ese fue el aporte más claro que ha tenido el lavolpismo al América actual.
Hoy hay mucha distancia entre ambas instituciones. La chiva vibra de alegría; la azulcrema están en crisis