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hector.morales@eluniversal.com.mx
Oribe Peralta tuvo los arrestos para teñir de oro olímpico a México. Un derechazo desde afuera del área y un cabezazo ante Brasil de Neymar fueron las armas que utilizó para hacer retumbar el himno nacional en los Juegos de Londres 2012.
El nombre del hombre, nacido hoy hace 33 años en La Partida, Torreón, quiere decir “artífice que trabaja en oro”. Sin embargo, Ese atacante orfebre —héroe del balompié nacional— pudo retirarse de las canchas cuando participaba en el Tri Sub-17 y sufrió una fractura.
“Paró prácticamente un año y fue en la juventud, algo complicado. Fue desesperante para él, por la edad y volver a retomar la carrera y ganar un puesto. Fue un momento complicado”, recuerda Salvador Necochea, presidente del Centro de Sinergia Futbolística, donde se forjó el apodado “Cepillo”.
“En ese momento tuvo la duda [de retirarse o no], pero siguió en el camino de la lucha y tuvo varios desencantos en su carrera. Fue el primero que le ayudó a irse sobreponiendo a los traspiés. Luego ha mantenido una carrera bastante ejemplar”, considera.
El padre de Necochea y el de Peralta se reunieron. Al final, convencieron al atacante de mantenerse en su sueño de trascender en el terreno de juego.
“Hubo una reunión que tuvo mi padre con el padre de Oribe para convencerlo y que se diera un año más y volverse a encarrilar”, rememora el mandamás del Cesifut.
Oribe, una vez que debutó en Primera División, sufrió para consolidarse. Su trayectoria amenazaba con convertirse en ser un mero suplente. Solía ir a la banca constantemente en Monarcas Morelia (2003) León (2003-2004), Monterrey (2004-2006), Santos Laguna ([2006-2008) y Chiapas (2009).
Fue hasta la segunda etapa con los Guerreros laguneros cuando, por fin, obtuvo la regularidad que deseaba para destacar, porque desde pequeño “llegó y mostró cosas importantes, marcaba diferencia en los juegos, al grado de que muy rápido fue seleccionado juvenil nacional y también destacó a escasos partidos de convocatorias”.
Con Santos logró coronarse dos veces y con América —su actual escuadra— una más (hasta ahora).
Su momento cumbre llegó en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Su doblete en la final ante Brasil fue suficiente para que el Tri Sub-23 se subiera a lo más alto del podio.
“Es uno de varios momentos, porque tiene varios instantes claves, para campeonatos, cambios de equipo, renovaciones de contrato. Pero salir campeón de unos Olímpicos ante la selección de Brasil es lo que más se va a acordar en su carrera”, expresa Necochea.
La actualidad de Oribe Peralta es de luces. Apenas en esta semana, fue nombrado como capitán de las Águilas para el Clausura 2017.
En su cumpleaños 33, aún le augura mucho futuro al veterano atacante azulcrema. “Tiene todavía mucho que dar. Le quedan varios años de mucho futbol”, sostiene su también representante.
Hoy, el “Cepillo” goza estar en la cúspide de la Liga MX. Necochea analiza su trayectoria “de muchísima lucha, entrega y buen profesionalismo”, porque “el futbol le hizo justicia; la sufrió bastante”.