Para ningún futbolista del Granada era más importante el juego que para Guillermo Ochoa... Y el portero mexicano respondió, demostró que —tal vez— su ex equipo cometió un error al dejarle ir.

El Granada frenó la buena racha del Málaga en La Rosaleda —seis victorias consecutivas—, se llevó un punto de su visita al feudo malaguista (1-1) y ha sumado cuatro en las dos últimas jornadas.

El visitante comenzó bien plantado sobre el terreno, dominó en muchos momentos y con alguna llegada por las bandas creó peligro a la línea defensiva del local, que —como viene siendo habitual— se mostró excesivamente blanda.

El Málaga intentó quitarse el dominio con más fuerza en el centro del campo. Un centro por la derecha del lateral venezolano Roberto Rosales lo cabeceó Camacho, solo en el área pequeña, por la izquierda de Ochoa y firmó el 1-0.

El segundo gol pudo llegar tras una falta por la derecha que remató solo el central venezolano Mikel Villanueva, pero el arquero tapatío —volando de un lado a otro— despejó el balón.

La segunda parte se inició como la primera, con dominio visitante y una acción del delantero ucraniano Kravets —con la cabeza— pareció terminar en gol, aunque su remate rozó el poste derecho.

Juan Carlos pudo sentenciar con una jugada por la izquierda, pero Ochoa le adivinó la intención.

El Granada sufría bastante, pero el Málaga no sentenciaba; incluso con gol anulado a Sandro, por claro fuera de juego.

El equipo granadino estaba casi ausente y sólo creaba peligro en las faltas laterales. Así llegó el empate, con un cabezazo de Kravets, adelantándose a Mikel Villanueva.

El Málaga tocado, se fue con todo por la victoria y el portero mexicano fue el revulsivo, el salvador, con una parada antológica a remate de cabeza de Diego Llorente, en el área pequeña, y otro gol anulado al propio Llorente, en el tiempo añadido, por fuera de juego. Colofón a su gran desempeño en un juego que esperaba.

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