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edgar.luna@eluniversal.com.mx
Era aquel Necaxa de los 90, el llamado equipo de la década; el único club mexicano que ha hecho historia en el Mundial de Clubes empatando con el Manchester United de Gary Neville, Japp Stamp, Andy Cole y David Beckham y derrotando al Real Madrid de Hierro, Sanchís y Raúl González Blanco. “Fue una lección de “planeación, sacrificio, humildad y, sobre todo, tomar en serio el torneo. Nosotros, Necaxa, fuimos a competir, no como otros que han ido de vacaciones”, señala Raúl Arias, director técnico de aquel inolvidable equipo.
Fue en pleno año 2000 cuando en las Playas de Río de Janeiro llegaron los mejores clubes del mundo a disputar el primer mundialito. Cuadros como Real Madrid, Manchester United, Vasco Da Gama, Corinthians opacaban a los humildes Rayos a los que veían como víctimas propicias para lucirse, pero Arias tenía un plan.
“En ese momento existía una gran incertidumbre, nadie sabía lo que significaba ese torneo. Nosotros fortuitamente acabamos ahí. No sabíamos qué esperar”, recuerda.
Pero había que tomárselo en serio. El director técnico vio una oportunidad de oro y no la desaprovecharía.
“En el calendario que manda FIFA teníamos que viajar el 4 de enero para jugar el 6 contra el United. Analizando con el cuerpo técnico, estaba “Chepo” de la Torre en ese entonces ahí, decidimos cambiar. Mi presidente, Justino Compeán, que debutaba de igual forma, me apoyó en todo así que decidí volar desde el 28 de diciembre”.
En ese momento Raúl Arias se convirtió en el “Grinch” del Necaxa. No le importó sacrificar las fiestas de fin de año por un bien común. “Dimensionaba que era un torneo importante y la primera regla era llegar con anticipación, prepararnos bien y en serio, porque íbamos contra equipos superiores en todo a nosotros”.
La llegada a Río no fue la mejor. Los 38 grados de temperatura pegaron, “y de inmediato preparé un juego contra un equipo Sub-15 en una cancha que nos prestó ‘Zico’ (ex astro brasileño). Nos ganaron 3-0 y lo peor es que nos dieron un baile de aquellos, pero estuvo bien, porque eso evidenció que necesitábamos tiempo para prepararnos y mucho profesionalismo”.
Antes de viajar a Brasil, Arias “leyó la cartilla” a los jugadores y miembros de cuerpo técnico, y hasta a los directivos. “Había que eliminar de la lista de lista de viajeros a todos los familiares, amigos y compromisos externos, todo. No íbamos a Disneylandia, sino a un Mundial, así me lo tomé y Justino me apoyó. Eso fue uno de los mayores aciertos que tuvimos porque si iban esposas, hijos, parientes, pues se malinterpreta la situación y los jugadores lo toman como que van de paseo. Sí, era inconcebible que nos fuéramos solos a pasar el Año Nuevo y nada menos que la entrada del nuevo milenio... Todas las esposa y familiares de los jugadores se convirtieron en enemigos míos, fui el monstruo de la Navidad, pero no me interesó, porque era lo que se tenía que hacer”.
Y de inmediato Necaxa comenzó a hacer ruido, al igualar a un gol contra el Manchester United de Inglaterra, juego que estuvo a tres minutos de ganar.
“Le pasamos por encima al Manchester. Nos defendimos muy bien, y ni qué decir contra Vasco Da Gama, pero ahí sí perdimos. Le ganamos a un equipo australiano de nombre raro [South Melbourne] y en el último partido [por el tercer lugar] superamos al Real Madrid”.
No es que el técnico haya inventado el hilo negro... “Si me preguntas tú ¿cuál fue la estrategia?, fue todo trabajo fuera de cancha, llegar con anticipación, llegar embalados y no llevar familiares, nada que te distraiga. Todos lo asumieron, fueron profesionales. Lo táctico es otra cosa, pero le doy más valor a la planeación... Hoy por hoy los equipos mexicanos que van, pues parece que van de turistas. Las sedes son países exóticos para nosotros, y ahí comienza una mala interpretación del profesionalismo”.
El plantel que en esa ocasión presentó Arias, no estaba plagado de veteranos, lo que fue una característica de los Rayos por muchos años. “No era un equipo tan grande. Sólo el “Chato” [Hugo] Pineda que como portero estaba en una gran madurez, era el más veterano. Presenté dos centrales que no eran centrales: Markus López que era volante y Sergio Almaguer que era delantero. Por las laterales Chema Higareda que era un gran futbolista y un jovencito José Milián que secó a Beckham, lo desesperó e hizo que lo expulsaran. En el medio estaban Luisito Pérez con apenas 17 años y Chava Cabrera que empezaba. Alex Aguinaga era un avión, Sergio Vázquez era una maravilla y adelante estaba el “Tin” [Agustín] Delgado… y en el primer juego destacó el chileno [Christian] Montecinos... era un equipo, un muy bien equipo”, que hizo historia, como la que quiere hacer América en esta edición del Mundial de Clubes.