Sevilla.— El Barcelona ganó 2-1 en casa del Sevilla y se redimió de su derrota en la Liga de Campeones contra el Manchester City con una gran reacción en el segundo tiempo y asaltó el fortín del Sánchez Pizjuán, llevado por un gran Messi, quien llegó a 500 goles con el cuadro blaugrana contando duelos amistosos y oficiales.

En un partido disputado y vibrante, con un tiempo para cada equipo, el Sevilla fue muy superior en la primera mitad y se adelantó con un tanto de Vitolo en el primer cuarto de hora, pero Messi empató poco antes del descanso con su gol 27 a los sevillistas, y en el segundo periodo, Luis Suárez amarró el triunfo con el 1-2 para los barcelonistas, que incluso pudieron golear a domicilio.

El partido tuvo un comienzo trepidante. El conjunto entrenado por el argentino Jorge Sampaoli salió con muchísima intensidad, con ambición y con una presión asfixiante que ahogó al Barcelona, que sufrió en demasía al no hallar el rumbo y pasó muchos problemas.

Dolido por su derrota en Champions con el Manchester City (3-1) y por ende muy exigido para disipar las dudas, el Barça sabía que se jugaba mucho, pero se vio sorprendido por el arranque fulgurante de los sevillistas, que avisaron de sus intenciones con sendos tiros de los argentinos Vietto y Franco Vázquez antes del primer minuto.

A dos minutos del descanso, el argentino, hasta entonces apagado, recibió un pase de Neymar en la frontal del área y logró el 1-1 con un zurdazo perfectamente ajustado al poste derecho de Rico.

En la reanudación, el panorama cambió por completo. El Sevilla acusó el mazazo recibido y el Barcelona salió cambiado.

Messi fue ahora una pesadilla para la zaga del cuadro local.

Superada la primera hora de juego, los culés llevó su superioridad al marcador al marcar el 1-2 Luis Suárez, su octavo gol en la Liga, de un tiro cruzado desde la derecha tras un buen pase de Messi.

Los catalanes elevaron su nivel e incluso pudieron ampliar su renta en dos de Luis Suárez.

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