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u.investigativa@eltiempo.com
Las investigaciones sobre el accidente aéreo en Rionegro (Antioquia), están dejando al descubierto no solo una posible falla humana de la tripulación sino además, varios interrogantes e irregularidades en torno a la Línea Aérea Merideña Internacional de Aviación (LaMia), dueña del aparato siniestrado.
Con un impresionante portafolio, que no resultó ser cierto, LaMia despegó el 16 de agosto de 2010.
Ese día, el gobernador chavista del estado de Mérida (Venezuela), Marcos Díaz Orellana, anunció que si bien el negocio arrancaba con una cuota inicial de 5 millones de dólares, se le estaba apuntando a una inyección de más de 170 millones de dólares, la generación de cerca de 717 empleos y a un megaconvenio con el gobierno Chino para adquirir una flotilla de 12 modernos aviones.
Pero tras chequear récord aéreos y bases de datos aeronáuticas, EL TIEMPO estableció que nunca cumplieron lo anunciado y que, por el contrario, la empresa y su gestor, el economista venezolano de origen español Ricardo Albacete hacen parte de una historia llena de vacíos y anomalías.
Si bien Albacete aparece como dueño de varias empresas –como Gurimetal, Iteca y Alba Energy–, la aerolínea resultó ser una especie de cascarón con tan solo tres aviones Avro-RJ85, incluido el estrellado.
De hecho, según un documento de la Corte Suprema de Venezuela, antes de incursionar en el mundo aeronáutico Albacete habría enfrentado una demanda por supuesta “defraudación con uso de mandato falso y apropiación indebida”.
Pero Albacete, que vive entre Mérida y Madrid, despejaba cualquier duda asegurando que, además del apoyo irrestricto del gobernador chavista, contaba con el respaldo de un amigo chino de vieja data, con inversiones en Angola y de “muy buena situación económica”.
Albacete se refería a Sam Pa, un multimillonario que llevaba años trabajando en África con petroleras y mineras.
El certificado
De muy bajo perfil, Sam Pa se presentaba como el hombre clave de Beijing para abrir puertas África y hacerse a billonarios contratos.
Pero nada de ese supuesto apoyo financiero resultó. Una mañana de septiembre de 2011 los empleados de la LaMia encontraron sus oficinas desmanteladas y cuatro años después, Sam Pa fue capturado.
Sin embargo, Albacete reapareció dos años después al lado de otro chavista: Carlos Mata Figueroa, gobernador de Nueva Esparta, el estado de la paradisiaca Isla Margarita.
Para ese momento ya le había cambiado el nombre a la aerolínea rebautizándola Línea Aérea Margarita, en una maniobra que le permitió mantener los mismos logos y distintivos internacionales que aprovechó para ofrecer vuelos a Caracas, Maracaibo Aruba, Medellín, Panamá, Manaos, Miami y hasta Boston.
Para ese momento, según estableció EL TIEMPO, Albacete adquirió los tres Avro-RJ85 que llevaban tres años parqueados en un hangar en el aeropuerto de Norwich en Inglaterra.
Los aviones llegaron a Aruba, donde se quedaron varios meses antes de ser registrados en Venezuela.
Reporteros de este diario establecieron que allí, el Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (Inac - la aerocivil de Venezuela), le negó en el proceso de certificación a LaMia como “prestador del Servicio Público de Transporte de pasajeros, carga y correo” por no respetar el artículo 66 de la Ley de Aeronáutica Civil.
Esto significa que no tenía la aptitud ni competencia para realizar operaciones de transporte aéreo en condiciones seguras.
Para ese momento, Albacete tenía otro frente de inversión abierto en Vigo, el norte de España. Era el intermediario de su viejo amigo chino Sam Pa para la compra de varios astilleros en el puerto español. Aunque el pasado oscuro de Sam Pa enredó un poco el negocio, Albacete también intentó venderle al chino los Avro RJ85 que había comprado.
Sin embargo la transacción no se concretó. Y menos de un mes después las autoridades chinas arrestaron a Sam Pa.
Precios bajos
El Avro RJ85 volvió a Sudamerica, donde Albacete se lo alquiló a dos empresarios bolivianos: Marco Rocha y Miguel Quiroga. Según Albacete, para evitar gastos en cambios de logos y de pintura, los bolivianos mantuvieron el nombre de la compañía, que registraron ante las autoridades de su país como Línea Aérea Merideña Internacional de Aviación Corporation SRL.
Empezaron a volar, ofreciendo precios que desafiaban la competencia, hasta 40 por ciento más bajos que el resto.
LaMia rápidamente se especializó en el llevar equipos de fútbol a través de todo el continente. Por un lado contaron con un voz a voz favorable entre directivos de fútbol. Pero los clubes y selecciones también quedaron asombrados con sus precios.
Según documentó O Globo de Brasil, la cotización de LaMia para la selección argentina fue 5.000 dólares más barata que su competidor. Y hay un equipo paraguayo que prefirió tomar un avión de línea, tras desconfiaron en los precios.