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Hay otra batalla que se libra en el Clásico: la de llegar y salir del Estadio Azteca. En esa pugna, casi todos los fans pierden.
Hay un problema para quien llega en el transporte público al recinto donde juegan América y Guadalajara: al arribo se topa con aglomeraciones y tráfico; a la salida, ya no hay camiones, ni metro.
Los aficionados al futbol no gozan de los beneficios que sí tuvieron los de la NFL. A los “tocheros” se le dio el privilegio de que el Sistema de Transporte Colectivo cerrara a la una de la mañana del martes, pese a que el Raiders vs. Texans comenzó a las 19:30 horas y terminó poco antes de las 21:00 horas del mismo lunes.
Sin embargo, para los “pamboleros” el “gusano naranja” tuvo un horario normal (hasta las 00:00 horas), aunque el Clásico culmina a las 23:30 horas.
“Yo creo que el gobierno debió dar más chance para agarrar el Metro. No es justo que para unos sí y otros no. Habrá que correr y a lo mejor ni el final del partido podremos ver”, lamenta Gustavo Ramírez, fiel azulcrema, quien va a acompañado de sus dos hijos.
“Debieran ser medidas del gobierno parejas, porque no todos somos aficionados al futbol americano o podemos pagar ese boleto”, añade.
Hay opciones, aunque mucho más caras, para que los fanáticos al futbol puedan regresar a sus hogares. Por ejemplo, el Uber. Los más jóvenes planean utilizar su celular para pedir mediante la aplicación un vehículo que los pueda trasladar sin mayores contratiempos. El conflicto es que ese sistema puede escasear, debido a la asistencia al “Coloso de Santa Úrsula” que puede ser de más de 65 mil espectadores.
Habrá que esperar a que no se sature la aplicación para tener un automóvil a disposición pronto.
El horario nocturno, tanto el habitual del América como el de estos cuartos de final, ha caído mal entre algunos fanáticos. A los consultados les hubiese gustado que el duelo entre Águilas y Chivas se hubiera dado cuando menos una hora más temprano para evitar problemas de transportación.
Mas la pasión de los fieles de los equipos más populares del país es más grande que cualquier otra situación, por más que involucre un desembolso de dinero mayor al costo del boleto, que fue de los 300 a los 770 pesos, en taquilla y sistema electrónico.
Los fanáticos azulcrema y rojiblancos acuden gustosos al Coloso para presenciar el espectáculo del Clásicol. Dejan a un lado que no gozan de los privilegios de movilidad que sí tuvieron los espectadores del futbol americano el lunes pasado. Como dice el dicho: hay niveles, al menos para las autoridades capitalinas.