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Carlos López Chargoy, propietario de los Jaguares, prometió que desde ayer, la deuda con Chiapas quedó cubierta con el personal administrativo, jugadores del primer equipo y de las fuerzas básicas.

Incluso, Enrique Bonilla, presidente de la Liga MX, advirtió a la directiva chiapaneca, que en caso de no saldar cuentas con sus jugadores para el 5 de enero, el descenso sería inevitable por reglamento.

Y aunque la directiva tiene, aparentemente la situación anímica bajo control, no es la primera vez que los adeudos rompen con la armonía de la Selva.

Fuera de Liguilla y con problemas porcentuales entre las garras, los Jaguares cerraron la fase regular del campeonato con una pizca de dignidad y con una notable molestia por el vacío en los bolsillos que se atizó a lo largo del año.

Para la jornada 17, los chiapanecos recibieron al Atlas en un partido que acaparó el morbo por una latente amenaza de los felinos de quedarse inertes los primeros minutos y dejarse anotar gol como protesta por la falta de pago de sus sueldos.

El peso del vestidor se inclinó por llevar las acciones de manera normal, de no exhibir al equipo y a la Liga MX, luego de una serie de pláticas con el timonel Sergio Bueno y con la Comisión del Jugador, entidad que presume desde 2014 a la fecha que en la Comisión de Controversias lleva más de 80 millones de pesos cobrados a favor de los futbolistas, según su presidente, Álvaro Ortiz.

Pese a que el cotejo se disputó con normalidad en el Víctor Manuel Reyna, con solitario gol del brasileño Vanderley Dias, los ánimos se calentaron desde la trinchera rojinegra.

Rafael Márquez, defensa de los Zorros, al finalizar el primer tiempo encaró a Sergio Bueno por el supuesto llamado del técnico a sus pupilos de no manifestarse.

“Cagón”, habría llamado Márquez a Bueno, luego de que el zaguero se mostró solidario con los sureños; auxiliares y José Guadalupe Cruz frenaron la bronca para dirigirse a los vestidores.

El resto, un ir y venir del esférico para cerrar su participación en el torneo con caras largas, difíciles de esconder desde el sótano.

El calvario. Con la adquisición de Jaguares a mediados de 2013, López Chargoy, empresario del ramo de las constructoras, los salarios pendientes se retrasaron todo el año.

Con el argentino Ricardo Antonio La Volpe en el banquillo, futbolísticamente, los del sureste lograron buenos números a partir de 2015. Aceptables para dormir tranquilos con la categoría de Primera.

Pero los problemas en la nómina y de premios pendientes por clasificar a la Liguilla del Apertura 2015 salieron a flote, complicando el trabajo del “Bigotón”, al grado de que sus pupilos determinaron no entrenar hasta por dos días.

“No soy psicólogo, pero fui jugador, hoy soy técnico y sé que eso repercute en su familia cuando no cobran, cuando no tienen dinero”, comentó en su momento el ahora DT de las Águilas del América.

Fue cuestión de semanas y la relación con La Volpe se desgastó. Los problemas financieros del equipo y las diferencias con algunos elementos los obligó a tomar distintos caminos en junio de 2016.

Con el paraguayo José Cardozo, los Jaguares ya tenían las horas contadas en el máximo circuito, con el riesgo de ser desafiliados para el Apertura 2016. Al final, el dinero llegó a su personal.

Con Cardozo, el jaguar vivió un letargo de nueve jornadas. El “Diablo Mayor” pasó con más pena que gloria al dejar al equipo con cuatro puntos. Pero su estancia en la Selva la vivió entre finanzas sanas.

La apuesta de López Chargoy fue por un viejo conocido: Sergio Bueno, quien en septiembre tomó por segunda vez las riendas de los felinos. Pero las nóminas volvieron a retumbar tras dos meses de adeudo, apenas iniciado noviembre.

Hoy, ya con el letrero colgado de “equipo en venta”, la directiva asegura que tiene cuentas claras, para comenzar a planear el siguiente semestre y pelear contra sus propios demonios en la porcentual.

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