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Carlos Hermosillo hace un llamado a la afición de Cruz Azul: “este sábado [ante Pachuca], hay que pintar el estadio de negro”.

“Es una manifestación sana para que los directivos entiendan cómo renovarse”, menciona el ex delantero a EL UNIVERSAL y aclara al mismo tiempo: “No es mi iniciativa, me sumo a ella por el amor que le tengo a esa camiseta”, que portó en su mejor época como profesional.

“Quiero mucho a esta institución, jugué en ella y le debo mucho. Ahora me sumo como aficionado. La gente quiere ser escuchada”, expresa Hermosillo, máximo anotador histórico de los Cementeros.

El mítico 27 manifiesta que su sentir no es personal hacia Guillermo Álvarez, presidente del club. “Respeto mucho a Billy, nunca he tenido ningún problema con él”.

Aclara: “Me manifiesto porque yo le di todo, sudor, lágrimas y sangre a Cruz Azul, hasta puse en peligro mi vida al jugar fracturado [en la Liguilla del Invierno ‘97], me jugué la vida porque quería entregarle a la camiseta todo lo que estuviera de mi parte”, resaltó.

El ídolo celeste está seguro de que a Cruz Azul le urge una restructuración en la parte deportiva y más en la administrativa. “Se necesita una cabeza que muestre liderazgo. Que tome decisiones y no deje a otros tomarlas. Yo escucho algo como... ‘leyenda urbana’, es que hay muchos que toman desiciones, y cuando eso pasa, los demás no saben a quién hacerle caso”.

La referencia es clara hacia Carlos Hurtado, el promotor que por décadas, se dice, maneja desde Miami los hilos de La Máquina. “No se debe involucrar a Hurtado. Él hace su trabajo, simplemente habrá que ver quién lo deja trabajar. Existe el dicho: ‘No tiene la culpa el indio, si no el que lo hace compadre’”.

Hermosillo se ha cansado de ver a jugadores, entrenadores y directivos entrar por la puerta grande y salir por la chica de la institución. “Vienen unos, se van otros. Nunca pasa nada. Sin embargo, son cinco Liguillas sin clasificar y una Liga ganada en 35 años. Uno quiere hablar bien del equipo, pero...”.

El dos veces mundialista ve una etapa muy complicada en Cruz Azul, donde los nombres llegan, pero no funcionan. Se sorprende cuando ve futbolistas de buen nivel arribar a La Noria y que al vestirse de azul, no cumplen. “Cada año nos ilusionan”, se queja.

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