Nasville.— De poco o nada sirvió el juego amistoso, llámese “molero”, en el que México venció 2-1 a Nueva Zelanda.

Pocas conclusiones pudo haber obtenido Juan Carlos Osorio, técnico nacional, debido al rival de poca monta y al poco nivel mostrado por esta Selección Nacional Mexicana basada en la Liga MX, reforzada por Giovani Dos Santos y Marco Fabián, que poco hicieron notar su presencia en el campo, a pesar de haber anotado los goles del triunfo.

Fabián tenía dos años y cuatro meses sin marcar con el Tricolor, la última vez que lo hizo fue el 31 de mayo de 2014 en un juego amistoso contra Ecuador; y Gio, por su parte, tenía un año y dos meses sin anotar. Su más reciente tanto lo consiguió en la Copa de Oro del 2015.

Para ambos terminó la sequía y fue en su vuelta con el Tricolor.

Lo mejor de todo el juego se vio hasta el minuto 56, cuando el joven puma, Jesús Gallardo, mandó la pelota rasa hacia el centro, donde Oribe Peralta, con una finta, la hizo llegar a Fabián, quien la mandó al movimiento del delantero americanista que de primera intención regresó al canterano de las Chivas para que marcara el tanto del triunfo.

Más de eso no hubo en el juego, que sólo sirvió para cumplir con la norma de los compromisos que tiene firmados el Tri con la empresa SUM.

Para acabar con los juegos “amistosos” de este año, México jugará el próximo martes en el Toyota Park de Chicago, en contra de Panamá, donde resentirá la ausencia de Fabián de la Mora, quien increíblemente fue cedido por la dirección de selecciones a su equipo, el Eintracht Frankfurt de Alemania, a pesar de que tenía derecho a quedárselo los dos juegos, por ser Fecha FIFA.

La alineación que mandó Osorio al campo faltó al respeto a más de un futbolista mexicano. Jordan SIlva, sin un minuto en la Liga, estuvo por encima de gente con más experiencia como Adrián Aldrete o Jorge Torres Nilo. Jesús Gallardo, que llegó de emergencia, de última hora, estuvo por encima de Isaac Brizuela o Erick Gutiérrez, a pesar de que éstos no jueguen por la izquierda.

Lento y sin alma se vio el equipo mexicano ante un revolucionado rival, que hizo valer su físico para amedrentar el intento de “toqueteo” de balón de México.

La falta de coordinación en defensa se notó en el Tri, apenas a los 15 minutos de juego, cuando Corona tuvo que salir a los pies de Wood, para evitar el gol en contra.

El resto de la primera parte fue de intentos infructuosos y con poca imaginación de México. Gio destacó por las ganas que le puso a cada pelota que disputó, pero ganas no es igual a calidad. El gafete de capitán que le cedieron por encima de gente como José de Jesús Corona u Oribe Peralta, le quedó grande.

A los 29’ Hirving Lozano provocó un penalti que Giovani convirtió en gol para tapar su gris actuación. La ventaja no mejoró el juego y al inicio de la segunda parte (46’) los neozelandeses empataron al “bailar” al Tri para que Marco Rojas igualara al rematar una buena jugada.

Y vino esa acción que Oribe imaginó para que Marco Fabián concretara y así volviera anotar con el Tri después de más de dos años sin festejo, al igual que Gio por un año, que rompió, de igual forma, la sequía, pero ni esto oculta que el juego sirvió de poco al equipo mexicano.

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