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hector.morales@eluniversal.com.mx
Activistas a favor de los derechos de los homosexuales desmienten a Guillermo Cantú, secretario general de la Federación Mexicana de Futbol: el grito de “¡Eeeh, puto!” “sí es discriminatorio”.
La FIFA ha multado al organismo rector del balompié nacional con alrededor de un millón 600 mil pesos por el polémico alarido que se escucha en los estadios mexicanos cuando el portero despeja.
Cantú anunció que apelará el castigo ante el Tribuna de Arbitraje Deportivo (TAS), porque señala que esa expresión “no es en sentido homofóbico”, por lo que “iremos a todas las instancias para poder hacer ver nuestro punto. Hay que poner en el contexto adecuado la palabra”.
“Es totalmente un disparate lo que dice [Cantú]. Claro que es un grito discriminatorio, porque es un grito que se refiere a la sexualidad de las personas. Lo puedo demostrar con situaciones empíricas, como agresiones en la calle, que me gritan así, cuando he estado en la calle de la mano con mi novio”, explica Andoni Bello, fundador del Tri Gay.
“Dicen [los federativos] que sólo es un sector el que se ve afectado, pero por pensar así es precisamente lo que está mal. No se debe ejercer la violencia contra ningún sector de la sociedd. Quieren hacer menos a un grupo que se siente aludido, pero la FIFA le ha dado la razón a ese grupo, por pequeño o numeroso que sea”, remata.
Bello denuncia que la Femexfut “sólo quiere tapar el sol con un dedo, porque es una institución que se caracteriza por su machismo”.
El 18 de marzo de 2014, Ricardo Bucio, entonces titular del Consejo Nacional para Prevenir La Discriminación (Conapred), aseguró, en charla con EL UNIVERSAL, que el grito de “puto” definitivamente es discriminatorio.
Sin embargo, la Federación Mexicana de Futbol tardó un poco más de dos años en empreder campañas como “Abrazados por el Futbol” y “Ya Párale” para evitar que el grito siguiera escuchándose en los partidos que la Selección Mexicana disputa en el Estadio Azteca.
“La Federación Mexicana de Futbol tuvo muchas alertas, pero han justificado el hecho sin tomar medidas. Se escucha menos en un estadio que en otros. El hecho de que no se pare, hace que se continúe, tan es así, que ya lo exportamos a otros espacios y países”, lamenta Gloria Careaga, coordinadora de la Fundación Arcoiris, que trabaja en pro de la diversidad sexual.
“Se pueden hacer muchas cosas, los clubes tienen un control importante sobre las barras. Si ellos quisieran terminar con el grito, podrían sancionarlos, porque reciben apoyos. Las barras mismas reducirían esa expresión. Las acciones que han hecho [en la FMF] son tibias y contradictorias, porque tratan más de justificar el grito que realmente erradicarlo”, fustiga.
Como Andoni Bello, Careaga cuestiona las declaraciones de Cantú en torno a que el grito de “puto” tiene otro tipo de connotaciones.
“Es un término utilizado para ofender a los homosexuales. El tratar de inventar una nueva interpretación, resulta complicado. [La FMF] tendría que explicar a qué se refieren entonces”, reclama.