La expresión de “puto” en los estadios del futbol mexicano inhibe que los jugadores “salgan del clóset” con libertad, de acuerdo con activistas a favor de la diversidad sexual.

“En el deporte de nuestro país, hay temor para salir del clóset. Yo no dudo que hay homosexuales en el deporte, hombres y mujeres, pero hay temor por el costo social que pueda significar eso”, considera Gloria Careaga, coordinadora de la Fundación Arcoiris.

“Ahora hay mucho más apertura para mostrar los afectos sin importar las preferencias de las personas, pero los deportistas que están sujetos a apoyos y patrocinios de empresas, deben tener algunas cautelas. Ahora, en los Olímpicos, hubo manifestaciones de las distintas orientaciones sexuales, para abrir la brecha”, añade.

En el mundo hay casos conocidos como el de Thomas Hitzlsperger, quien anunció su preferencia homosexual cuando se retiró.

“Prefiero vivir con un hombre que con una mujer. Quiero impulsar un debate público de la homosexualidad entre los deportistas profesionales”, declaró en 2014 el futbolista teutón, quien militó en clubes como el Aston Villa, Lazio, West Ham United, Wolfsburgo, Stuttgart y Everton.

Mas admitió que el proceso para “salir del armario” fue “muy correoso y difícil”.

En México, son nulos los casos de elementos que se declaren públicamente homosexuales, aunque “seguro hay varios”. Según Careaga, la homofobia manifiesta en el grito de “puto” impide la libertad de los profesionales para aceptar si tienen distintas preferencias sexuales.

“Yo creo que esa expresión es una afirmación de un posición machista. La homofobia tiene un fundamento en el machismo y eso tiene que ver con la afirmación de una estructura social que pone a los hombres en una posición de privilegio”, dice la activista.

“El futbol tiene un machismo muy claro, la disparidad entre el futbol femenil y varonil es enorme. Se manifiesta la masculinidad de una forma ruda e incluso grotesca”, describe.

Acerca de la actuación en torno al tema del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), Careaga apunta que es posible que ninguna asociación haya puesto una denuncia sobre la expresión generada cuando los porteros despejan.

“Conapred ha tenido mucho trabajo, no sé si alguien ha puesto quejas con respecto a esta situación. La gente mira que la FIFA hace su trabajo. Sobre este punto, probablemente, ninguna de las organizaciones LGBT le ha llamado para que se pronuncie al respecto”, analiza.

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