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Fue el lunes 20 de diciembre de 1965, cuando EL UNIVERSAL destacó el primer título del América y el gol olímpico de Jorge “Coco” Gómez en CU.
El cronista Manuel M. César describió que para convertirse en campeones por primera vez en la era profesional, “los Cremas no salieron conservadoramente” y el “América buscó demostrar que ganaría el campeonato por méritos propios y dominando a un Veracruz endiabladamente agresivo y peligroso”.
Según el periodista de esta casa editorial, los capitalinos batallaron durante más de media hora para ponerse arriba en el marcador ante los combativos escualos en el estadio Olímpico.
“El Veracruz peleó como si en ello se le fuese la vida y, siempre, de principio a fin, se empleó a fondo, con dureza, sin dar ni pedir cuartel en ningún momento”, reseñó.
“Los primeros minutos fueron de angustia para los partidarios del América, quienes se daban cuenta de que los jarochos no sólo sabían defenderse sin sobresaltos de las incursiones de los delanteros metropolitanos, sino que en cada jugada había complicaciones para Ataúlfo —portero americanista”, abundó.
En ese partido, de acuerdo con El Gran Diario de México, poco a poco, los Cremas comenzaron a tomar dominio de las acciones, sobre todo, después del primer gol, obra de Javier Fragoso.
“Jorge ‘Coco’ Gómez centró hasta el otro extremo, en donde ‘Zague’ cabeceó para ponerle la pelota a los pies de Fragoso. El voluntarioso cañonero, sin detenerse, definió y el marcador se abrió a favor del América”, contó Manuel M. César.
La segunda anotación, el gol olímpico de Gómez, se dio en el minuto 35 del segundo tiempo.
“Se produjo el gol decisivo de los Cremas, que perdurará por mucho tiempo en el ánimo de los aficionados, pues fue de los que sólo se producen allá de vez en cuando”, aseguró el cronista.
“Se produjo un tiro de esquina desde la banda derecha. El envío se fue directo a las mallas haciendo una curva impresionante, para que se consumara así uno de esos goles que se ha dado en llamarles ‘olímpicos’”, escribió.
Como conclusión, Manuel M. César, dijo que la algarabía americanista se notó ya que “los aficionados, entusiasmados por el triunfo americanista, se lanzaron a la cancha y pasearon en hombros a los nuevos campeones entre vítores”.