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hector.morales@eluniversal.com.mx
El cuerpo del árbitro César Ramos estaba helado, “blanco, luego de mil colores”, cuando vio que una pistola le apuntaba. Había tomado una decisión que a un jugador no le gustó. Para su fortuna, llegó alguien más a tranquilizar la situación y la amenaza no pasó a mayores. Ese incidente ocurrido en el llano, le forjó el carácter.
Hoy, el juez central estará como el impartidor de justicia en el estadio Azul, cuando La Máquina Cementera enfrente a Veracruz, un duelo en el que el descenso y la polémica estarán presentes.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el silbante de la Liga MX narra cómo ha sido su preparación desde el “kinder” del arbitraje que le llevó en tiempos recientes a estar en los Juegos Olímpicos de Río 2016, que considera su “posgrado”.
Añade que una de sus grandes pasiones es el beisbol. Deporte que suele tener arraigo y popularidad en Sinaloa, su tierra natal.
—¿Por qué elegió ser silbante?
—La pregunta del millón, crecí en un zona muy lejana del centro de la República. Dicen por ahí que en Culiacán, Sinaloa, sólo se juega al beisbol, pero hay mucho futbol y el beisbol de niño, pero cuando estaba en la preparatoria, un maestro me invitó a un colegio de árbitros. Siempre he sido fanático de los deportes y los seguía mucho. Compraba periódicos, veía por televisión, iba al estadio. Cuando conocí el mundo del arbitraje, me enamoré por la disciplina que conlleva: entrenar, comer bien, dormir bien. Aparte eres miembro de la fiesta magna del futbol, el chambelán. Aunque eso sí, tienes 10 partidos buenos, dos regulares y uno malo, que es el que todos recuerdan. El arbitraje es como la escuela: vas al kinder, primaria, secundaria...hasta posgrados como pueden ser los Juegos Olímpicos.
¿Cómo es el “kinder” del arbitraje en México?
—El sector aficionado, el llano, es donde se forjan los héroes; las piedras, la tierra, las agresiones. También la gente que está alrededor de la cancha, pero que no sabes cómo viene: si tomó alcohol, consumió alguna sustancia. Avanzas a Tercera División como asistente y abanderado o asistente como se denominan actualmente. Vas creciendo, luego a Segunda, al Ascenso...es como una carrera escolar en la cual poco a poco vas escalando y logrando diversas metas.
¿Qué fue lo más fuerte que sufrió en el futbol de llano?
—Te avientan de botellazos, una vez un jugador me lanzó de golpes, me persiguió para pegarme. En alguna ocasión me sacaron una pistola, un arma de fuego, no la usaron, afortunadamente, porque alguien lo impidió. Hoy en día agradeces todo eso, porque te va forjando el carácter, un espíritu de autoridad, de que nadie es más que tú y tienes que proteger la integridad física de todos en la cancha.
—¿Qué sensaciones le generó ver un arma de fuego y sentir que su vida corría peligro?
—Te pones blanco, de mil colores, helado. Te calmas cuando ya ves que no pasa nada. Alguien llegó a tranquilizarlo, por fortuna. Somos latinoamericanos, muy apasionados, fanáticos. No nos gusta que nos digan que 'no'. Somos un país que no nos gusta respetar a la autoridad, tenemos un problema con ésta. No respetamos al tránsito, al papá, en el terreno de juego es lo mismo, te tratan de ganar y sacar una ventaja de cualquier situación que se presenta.
¿Es cultural el reproche que se hace al árbitro?
—Vimos la Eurocopa. ¿Cuántas veces viste que rodearan al árbitro? ¿Cuántas que alguien fingiera una lesión o simulara una falta? Nunca. En la misma final, Cristiano Ronaldo, lesionado, se levanta y hasta que ya no puede es cuando sale del campo. Portugal estaba jugando un estilo defensivo y nunca se tiraban o echaban la pelota afuera para hacer tiempo. Se dedicaron siempre a lo suyo, sin buscar otro tipo de situaciones como las que se dan aquí.
—¿Qué ha cambiado del César Ramos que trabajaba en el llano al que estuvo en Juegos Olímpicos y se mantiene en la Liga MX?
—La madurez que te da todo. El árbitro es como un jugador que viene de las Fuerzas Básicas. Tienes que sentir experiencias de 10 años, que es lo que tiene la gente que ves pitando en la Liga. Pero es para poder competir con todo para lograr ascender y mantenerte vigente en el arbitraje.
—¿Cómo digiere los malos partido?
—La parte psicológica te dice que para bien o para mal no hagas caso de los comentarios, porque muchas veces viene de gente que no tiene los conocimientos técnicos o reglamentarios de lo que ocurrió. Muchas veces son errores, pero tienes que alejarte del mundo, refugiarte en tu familia, en la gente que te quiere y enfocarte en mejorar, ya en frío. Siempre tienes que prepararte mucho más cada día para hacer las cosas lo mejor posible los días que te toca ser el árbitro de un partido.
—¿A qué equipo le va?
—A los Tomateros de Culiacán y Bravos de Atlanta del béisbol.