Habían pasado unos cuantos meses desde que la Selección Mexicana Sub-17 se proclamó monarca del orbe en Perú 2005 y Adrián Aldrete, al igual que varios de los integrantes de aquella “generación dorada”, empezaba a luchar por un lugar en la Primera División. El problema es que la rendija era muy pequeña.
El Morelia, propietario de sus derechos federativos, le prestó a los Dorados de Sinaloa en el Clausura 2006. Empezaba un semestre inolvidable para el hoy jugador del Cruz Azul.
Además de debutar, fue compañero de Josep Guardiola, ese hombre que hoy es considerado el mejor director técnico del mundo, al que no vislumbró tan alto, pero sí le aprendió mucho dentro y fuera de la cancha.
“No me lo imaginaba, pero sí sabía que... Él nos comentaba que quería ser director técnico y, lógicamente, en Barcelona tenía las puertas abiertas por lo que había hecho [como jugador]”, recuerda Aldrete, en charla exclusiva con
EL UNIVERSAL. “A lo mejor él sabía que estaba más para aprendizaje. Siempre decía que quería tener a Juan Manuel Lillo de técnico y fue a aprenderle cosas”.
Pero también transmitió. Adrián tenía 17 años y Pep 35. El fino volante estaba en el ocaso de una carrera exitosa, aunque en los albores de otra que lo haría inmortal. Más de una década después, el lateral izquierdo atesora las enseñanzas dejadas por un amigo que le marcó para siempre.
“Tener a una persona así, siempre es muy importante, porque son exitosos... Y no estoy hablando del futbol, sino de sus vidas. A final de cuentas, en el futbol se fomentan y crean hombres de bien. Uno está para eso, porque esto es muy corto”, recuerda el tapatío. “Claro que es muy lindo y hay que aprovecharlo, pero es [tratar de] ser alguien de bien, exitoso, y no solamente hablo de lo económico, sino de que el día de mañana te puedas encontrar a cualquier persona y te salude con orgullo, porque hayas hecho bien las cosas gracias a tus cimientos, a que seas una persona de valores”.
“Eso es lo más importante que tiene Pep y, en el futbol, no tengo que decir algo: es sumamente exitoso, le ha ido bastante bien, pero por el tipo de persona que es, la perseverancia, el trabajo, porque —a pesar de su edad— trabajaba todos los días al 100%. Si estabas en un ejercicio en contra de él, aunque no fuera tu equipo, te corregía, te daba tips, te ayudaba. Son cosas que se valoran, agradecen y doy muchas gracias al futbol que me haya topado con una persona como él”. Aunque sólo hayan sido seis meses. Después, sus caminos se separaron: Aldrete volvió al Morelia y Guardiola comenzó su odisea.