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Guadalajara.— Al final, Ricardo Ferretti se fue como llegó al estadio Chivas, sin saber quién era Alan Pulido, pues el flamante delantero no apareció en la derrota del Guadalajara por 0-1 ante los Tigres.
El “Tuca” se salió con la suya, pues impuso el ritmo del juego, manejó los tiempos y maniató al Guadalajara, que desde el Clásico ante el América ha perdido todo su glamour y contundencia.
Victoria justa para los felinos, que no hicieron mucho, pero sí lo suficiente para evidenciar que los dirigidos por Matías Almeyda van a la baja. Han perdido la dinámica en la media cancha, han dejado de generar llegadas de gol y sobre todo han perdido solidez en la defensa.
Y Tigres, como siempre, a la expectativa de lo que haga el rival, para, al llegar el momento adecuado, sacar las garras y rasguñar o devorar de un bocado.
Como lo hicieron ahora.
Fue Ismael Sosa, a los 58 minutos de juego, el que pisó el área contraria con autoridad, arrastró al “Aris” Hernández y ante la complacencia de la central y la contención del chiverío, sacó potente disparo cruzado que dejó sin oportunidad a Rodolfo Cota, portero del Rebaño.
Después de eso, el juego no dio para más. Como siempre pasa ante los equipos de Ferretti, cuando se está en desventaja es complicadísimo darles la vuelta. Chivas lo intentó. Chivas acosó al rival, en ocasiones lo encerró en su área, pero no fue contundente ni incisivo.
Lo único destacable fue la llegada del “Chapo” Sánchez, quien por su banda derecha provocó la atajada del partido de Nahuel Guzmán.
Más allá de eso, el Guadalajara desapareció, decepcionó.
Y ¿Alan Pulido? El delantero que salió por la puerta de atrás de los Tigres simplemente se metió por la misma. En la semana, Ferretti no quiso entrar en polémica acerca de que si lo saludaría o no.
Eso al final fue lo de menos. El tamaulipeco no llegó al estadio del Guadalajara. Apenas tocó la pelota, apenas desbordó, y ya ni hablar de tirar a gol.
Ricardo Ferretti ni siquiera tuvo que preocuparse que el chamaco que osara desafiarlo en su trono norteño le pudiera “pintar la cara”.
Pulido no existió y Guadalajara poco pudo hacer. La velocidad, principal arma tapatía, fue frenada por la sólida y bien parada zaga de los felinos, que se dedicaron a hacer lo más fácil que hay en el futbol: destruir en lugar que construir.
La entrada de la “Chofis” Javier López, o del “Avión” Néstor Calderón, poco cambió el panorama de las Chivas, que paulatinamente vieron perdida su esperanza de pegarle al líder de la competencia.
Tigres se afianza en la parte más alta de la competencia con 22 puntos y el Guadalajara se queda en 14, con la posibilidad de salir de la zona de Liguilla.
Al final, Pulido se fue como llegó y el gigante tan publicitado se volvió a dormir en sus laureles.