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edgar.luna@eluniversal.com.mx
San Salvador.— Uno, dos, tres... y la cuenta llegó hasta siete. Fue la goliza que Chile le encajó a México aquella tarde nublada en Santa Clara, California, y que echó abajo la credibilidad en la era de Juan Carlos Osorio: hoy, ante El Salvador, en partido de la eliminatoria mundialista, se busca recobrar el honor perdido.
México se encuentra calificado con 12 puntos al hexagonal final; es líder del Grupo A y lleva paso perfecto. El encuentro no moverá nada en la posición estadística del Tri, pero sí toma importancia en cuanto a dignidad, confianza y poderío, porque a pesar de que muchos lo nieguen, aquel 7-0 a manos de Chile, todavía nos duele.
México y El Salvador se han visto las caras en su historia 32 ocasiones, con números que claramente favorecen al Tri. Hay 27 victorias para los mexicanos, por cuatro derrotas y un empate. Pero más allá de lo que dicen los números, la visita a la casa de los salvadoreños siempre trae problemas, tanto en cancha como fuera de ella.
Si alguien lo vivió en todo su esplendor, ese fue Javier Aguirre. El “Vasco” ha visitado en varias ocasiones San Salvador, la primera como auxiliar de Miguel Mejía Barón rumbo al Mundial de Estados Unidos 1994 y después como técnico nacional de cara a la Copa del Mundo de Sudáfrica 2010.
“Son verdaderos duelos de choque. Para hombres dicen algunos. En ese juego del 93 perdimos 2-1, y fue duro porque sólo había un lugar para el Mundial de Estados Unidos. Nos dolió mucho, tanto en el orgullo como físicamente. A Paco Uribe le rompieron el maxilar, a Benjamín Galindo le tiraron dos dientes, Luis Flores salió con un esguince tremendo, en fin”, recuerda el ahora técnico del Al-Wahda FC de Emiratos Árabes Unidos.
Luego vino 2009. “Cuando era técnico y regresaba después de siete años en España, debutamos contra El Salvador, que dirigía Carlitos de los Cobos... Fue una visita seca, dura. México vivía una plaga de influenza, y desde que llegamos, la gente te insultaba con todo tipo de palabras, se tapaban la boca a nuestro paso, fue bastante hostil, y para acabarla, también perdimos”.
Hoy las circunstancias son de otro tipo. “No podemos quedarnos atorados en el 7-0, debemos seguir adelante. Las heridas, lo creo así, ya sanaron y el juego contra El Salvador no cambiará algo. Venimos a ganarlo, pero viendo hacia adelante”, aseguró Miguel Layún.
Por el lado cuscatleco, la situación es distinta, urgente. Con sólo dos puntos en el grupo, tiene que ganarle a México sí o sí, y también a Canadá, pero la situación interna, los roces entre jugadores y federación, más 11 partidos sin ganar casi un año ya, ponen la situación crítica.
En 2009, Javier Aguirre llamó a este juego: “en sentido figurado, la guerra, pero sin muertos”, hoy quizá el perfil haya bajado, pero hay urgencias de otro tipo.
Los dirigentes hablan de que Juan Carlos Osorio está “firme” en el puesto, pero si los próximos resultados no lo acompañan, quizá el puente no esté tan firme como se pregona o se quiere hacer creer.
Todo eso por consecuencia de aquella tarde en Santa Clara, donde sobraron dedos, pero se contó hasta siete. Y todavía no se olvida.