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edgar.luna@eluniversal.com.mx
Ciudad Universitaria se ha convertido en un búnker, defendido por futbolistas que saben lo que se siente nacer con la piel azul y oro.
Los Pumas de la Universidad volvieron a demostrar que en su casa y con su gente... ganan, al derrotar por 4-1 al Querétaro, un tristísimo Gallo al que poco a poco le quedan menos plumas.
Los universitarios, ya terceros de la general, iniciaron el partido con siete canteranos, con jugadores surgidos de sus fuerzas básicas, como era una tradición en los buenos y no tan viejos tiempos. Al final jugaron nueve, lo que es una muestra de que cuando hay voluntad se puede dar oportunidad al futbolista mexicano, tan castigado por las leyes federativas, pero al mismo tiempo retado para demostrar que en su patria, con su gente, se le debe de respetar.
Como pasa con Pumas en el Olímpico de Ciudad Universitaria.
Cuatro victorias del Universidad Nacional en cuatro presentaciones en su cubil. Las dos más recientes con el título de goleada. Hace 15 días metiéndole cinco a Monterrey y ahora encajándole cuatro a los queretanos.
Mérito hay, vencer y golear a un cuadro dirigido por Víctor Manuel Vucetich, el otrora “Rey Midas”, es para destacarse, pero también hay que tener en claro que los Gallos no pican ni en defensa propia.
Cinco partidos sin ganar, tres derrotas seguidas, no hacen más que evidenciar que el proyecto encabezado por Arturo Villanueva poco a poco llega a su fin. El equipo se ve sin alma, sin entrega, sin un por qué y por quién jugar. Los nombres han sustituido a los hombres y el tiempo para todos los involucrados se termina de forma dramática.
Algo grave pasa en Gallos.
Pumas se recuperó rápidamente del picotazo dado por los gallos a los 27’, cuando Sepúlveda hizo cera y pabilo a Van Rankin, para centrar a donde Nery Cardozo apareció para empujar el esférico a las redes.
Injusto fue que los locales se fueran abajo en el marcador, ya que había tenía las mejores opciones en ofensiva, como el remate Matías Britos, rechazado por Tiago Volpi a un poste, para que enseguida Fidel Martínez también reventara el metal con potente disparo.
Era tiempo de los felinos.
El Universidad no tardó en reaccionar. Con el español Saúl Berjón “estorbando” en el centro del ataque, la opción de Paco Palencia fue mandar a atacar por los extremos. Por ahí Fidel centró a segundo poste donde Pablo Barrera apareció para emparejar a los 33’.
Gallos pensó que para el segundo tiempo Pumas iba a aflojar... Error. Los universitarios comenzaron sin pena la segunda mitad. Cortés se metió al área, disparó al bulto pero la suerte lo favoreció, un desvío de Forlín hizo que la pelota se introdujera en la portería.
Querétaro con el poco amor propio que mostró, se fue en busca del empate. El “Pikolín” hizo lo suyo para evitarlo y, al final, contó mucho.
Ya con Jesús Gallardo en el campo, hubo más profundidad y se ocupó el centro de la cancha. El joven felino filtró a Abraham González quien metió el tercero. Ya en la compensación, Josecarlos Van Rankin lavó su pésima primera parte cerrando la cuenta.
Nueve jugadores de cantera utilizados y tres goles de éstos. El Universidad Nacional se hincha de orgullo al hacer notar que su filosofía tan pisoteada por anteriores administraciones, está de regreso y, lo mejor de todo, que ésta ha dado hasta ahora buenos resultados.
El estadio Olímpico de CU es un búnker. Pumas no deja que ni el aire entre ahí, porque en su casa y con su gente, se le respeta.