Teresópolis, Brasil.— El técnico de la selección olímpica de Brasil, Rogerio Micale, exhibió en el entrenamiento un equipo claramente ofensivo de cara a los Juegos de Río 2016, con Rafinha Alcántara como mediapunta y los delanteros Neymar, Gabriel Jesús y ‘Gabigol’ integrando un tridente en el ataque.
Esa formación fue evidente en el último entrenamiento del equipo en la Granja Comary. En este sistema de 4-3-3, la estrella del Barcelona ocupa la posición de extremo izquierdo, mientras que ‘Gabigol’ juega por la derecha y el goleador Gabriel Jesús en punta.
El también jugador del Barcelona Rafinha Alcántara mostró tener todas las papeletas para ser el mediapunta titular de un equipo que buscará en Río 2016 ganar la primera medalla de oro olímpica de la Canarinha.
Uílson fue el guardameta ante la ausencia del portero Fernando Prass, bajo los cuidados del fisioterapeuta del equipo desde que se le detectó el martes una ligera inflamación en el codo derecho.
Brasil tiene previsto viajar a Goiania, en donde mañana disputará un amistoso con Japón en su último partido preparatorio antes del debut en los Juegos Olímpicos, el 4 de agosto.
El país más laureado de la historia del futbol, con cinco Mundiales, ocho Copas América y cuatro Copas Confederaciones en su palmarés, nunca ha ganado un oro olímpico, ni en categoría masculina ni en femenina.
La selección se quedó con la miel en los labios en tres ocasiones, las dos primeras en 1984 y 1988 y la última en Londres 2012, cuando el equipo de Neymar, entonces menor de 23 años, perdió con México la final por 2-1 contra todo pronóstico.
Con el objetivo de no volver a naufragar en casa, lo que supondría repetir el fracaso del Mundial 2014, aún fresco en la memoria de los brasileños, la Confederación Brasileña de Futbol (CBF) puso todo su empeño para volver a contar con Neymar, su mayor estrella de la actualidad.
Esta decisión ha supuesto que Dunga se viera obligado a renunciar a convocarle a la Copa América del Centenario por exigencia del Barcelona.
Los aficionados han respondido al nivel de exigencia que se ha autoimpuesto la selección colgando el letrero de “no hay entradas” en todos los partidos de la Canarinha en la única justa que le hace falta conquistar.