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hector.morales@eluniversal.com.mx
El nudo en la garganta que sufre Héctor Miguel Zelada tiene su origen en la memoria. Recuerda como si fuera ayer, el momento en que le detuvo un penalti a Eduardo Cisneros en la final del siglo ante Guadalajara que encaminó al título al América en la temporada 1983-84.
Y si algún detalle de esa jugada le hacía falta por refrescar en la mente al ex portero argentino, en las pantallas del Estadio Azteca se proyectó el sábado en su presencia esa emblemática atajada que alegró al americanismo como nunca. Zelada, nombrado como el mejor guardameta en la historia de las Águilas, se dice conmovido.
“¿Me quieres hacer llorar [al recordar ese penalti]? Me aguanté el llanto [cuando lo vi]. Es el momento cumbre de mi carrera, es una final única, porque no ha habido otra. Dios me dio la oportunidad de ser el protagonista directo de ese campeonato”, describe.
“Siempre me emociona el verla. Por esa atajada estoy vivo futbolísticamente. Significó mucho en lo que fue mi carrera deportiva”, añade.
Zelada también se coronó campeón del mundo con Argentina en el Mundial de México 1986. Sin embargo, el cetro obtenido en el balompié nacional ante las Chivas lo denomina como el mejor pasaje de su vida. No lo duda.
“Se dice fácil convertirse en monarca de una Copa del Mundo. Soy de los poco más de 40 jugadores que lo somos en la historia futbol argentino”, recuerda.
Pero “en aquél torneo no fui un protagonista directo del logro. En cambio, sí lo fui con el América, por lo que creo que para mí es muchísimo más valioso”, compara.
Soy el #1 de la gente. Para Héctor Miguel Zelada, ser la máxima leyenda de la portería americanista tiene mayor valor porque la fanaticada azulcrema “fue la que me votó”.
“Desde el lunes pasado que me enteré, pasé momentos muy importantes, sentí una vibra especial, por el reconocimiento de toda la gente en el Estadio Azteca. Voy a decir algo muy importante: me escogió la gente. Agradezco que me hayan dado ese lugar en los 100 años del América”, presume.
“Hace 25 años que me retiré. Los tiempos no tuvieron nada que ver, los aficionados del América recordaron mi trabajo. Debo tener una gran huella y por eso me eligieron. Soy uno de los grandes jugadores del América y eso me reconforta, me alegra vivirlo”, expresa.