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El aguacero en el Estadio Azteca es inclemente, cruel como el juego parco del América con su fanaticada. Pero los azulcrema encuentran dos chispazos para alumbrar el primer juego de su fiesta centenaria.

Un desvío, un tiro que lleva la dosis de suerte que todo delantero necesita, encuentra las redes. También el alivio del director técnico Ignacio Ambriz. Carlos Darwin Quintero se arrodilla, mientras las gotas de lluvia le caen en el rostro. Agradece que su envío encuentra un pequeño toque defensivo y se anida en las redes (50’). Sobre el final, Silvio Romero se estrena con un golazo ante la pobre marca jaguar (90’).

Actos suficientes para que los capitalinos venzan a Chiapas (2-0).

Oxígeno, más que satisfacción, por el resultado. Los tres puntos eran vitales para los de Coapa, aunque el sacrificio sea el bien jugar.

Las Águilas renuncian al espectáculo en la primera mitad. Pareciera como si este semestre fuera común y no hubiera un festejo centenario de por medio. Caminos rotos hacia el gol, poco control del esférico, refuerzos como Bruno Valdez y Renato Ibarra que confirmaron, al menos en este duelo, que la fanaticada azulcrema tenía razón en exigir “bombas” para este semestre.

Chiapas, con más valentía que talento, se pone al tú por tú con el cuadro azulcrema. No le teme, ni se intimida. Atrevimiento en los 45 minutos iniciales que le reditúan en opciones de gol que enmudecen Santa Úrsula. Martín Zúñiga, Jesús Escoboza y Luis Ángel Mendoza ponen en aprietos a una zaga con la duda como estandarte.

La nostalgia por Osvaldo Martínez, Paolo Goltz (suspendidos) y Michael Arroyo (lesionado) hace palidecer a una escuadra que estaba llamada a dominar y aplastar a Jaguares, quienes llegaron con nueve partidos de Liga sin ganar.

Como tregua al aburrimiento y al bostezo, llega el descanso. Los americanistas despiertan. El reproche a lo que ven es claro y contudente. En el Azteca el abucheo es unánime y merecido. América juega tibio, se decolora como su uniforme.

El partido se reanuda, Ambriz ajusta y mete a Romero en lugar de Érick Pimentel. La modificación desconcierta a Chiapas. Quintero se ayuda de un desvío para anotar.

Jaguares apuesta a irse al frente. Le da lo mismo perder por más, pero se encuentra con un enorme Moisés Muñoz, quien frusta el empate visitante en dos ocasiones.

Las manos del veterano arquero águila tienen más luces que los botines de sus compañeros para finiquitar el encuentro... Hasta la soberbia anotación de Romero, quien goza de nula marcación defensiva.

Antes del partido, la canción Fiesta en América de Chayanne ameniza el previo del encuentro. El sonido local buscaba que fuera un preámbulo para que los festejos se desataran en Santa Úrsula.

La realidad dicta otra cosa. Las Águilas ganan con la suerte como aliada. En el inicio de la celebración centenaria americanista, hay sonrisas forzadas.

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