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Su entrecortada voz y el nudo que se le forma en la garganta anuncian que dirá algo tan importante como conmovedor. Tardó varios días en tomar la determinación, pero eso no le resta dolor. El Clausura 2017 será el último torneo que tenga entre sus jugadores registrados a Óscar Pérez, quien pondrá fin a una carrera que está por cumplir 23 años.

El “Conejo” ha meditado irse desde hace tiempo, pero el título obtenido a finales de mayo fue la señal que tanto esperaba. Aguardó casi dos décadas para volver a probar el néctar de la gloria. No parece faltar algo más a una fantástica odisea que está cerca del colofón.

“Trataremos de disfrutar el juego. Es el último año y buscaré dar lo mejor de mí”, anuncia el carismático arquero del Pachuca, en entrevista exclusiva con EL UNIVERSAL. “Ya lo decidí, ya está. No creo que haya más”.

Pese a que su físico aún le responde en los momentos cumbre. Lo demostró en la más reciente final del balompié mexicano, esa que los Tuzos ganaron al Monterrey —en buena parte— gracias a la labor de un hombre con 43 años de edad y corazón guerrero.

El que parece resquebrajarse al dimensionar lo que vendrá durante los próximos meses, cuando busque otro título con los hidalguenses y un alegre desenlace al viaje que comenzó el 21 de agosto de 1993.

Aquella tarde en el Estadio Azteca, sustituyó a Alberto Guadarrama en el partido entre el Cruz Azul y el Atlas. Así, de manera inesperada, se escribió la primera página de un libro que hoy es pesado y atesorable, con dos Copas del Mundo como titular (Corea del Sur-Japón 2002 y Sudáfrica 2010), el primer subcampeonato mexicano en la Copa Libertadores (2001), además de dos coronaciones ligueras: con los Cementeros (Invierno 1997) y el Pachuca (Clausura 2016).

Con cierta nostalgia, la leyenda comparte que el año futbolístico que apenas inicia “lo encaro igual, como todos: con una gran intensidad, pasión, y esperemos que todo se siga dando hasta ahora”.

“Nunca he dejado de disfrutar esto”, agrega. “Me alegra mucho poder seguir haciendo lo que más me gusta, pero ya no habrá mucho tiempo. Se acerca el momento [del retiro]”.

Le encantaría que fuera con otra vuelta olímpica. Tendrá dos últimas oportunidades... Y con el plus de integrar al actual campeón del balompié nacional.

“Esperemos que pinte bien [el año]”, comparte, ya con el semblante un poco más alegre. “Siempre estamos con esa ilusión de ser un equipo protagonista, que esté en los primeros lugares y hay que llevarlo a cabo”.

Mínima exigencia para un plantel que demostró ser capaz de hacer frente a pesadas nóminas gracias a la combinación que forman el talento juvenil, la experiencia y la calidad importada.

“(El Pachuca) tiene que estar peleando los primeros lugares, así es que esperemos que todo salga bien y se hagan las cosas de manera adecuada”, insiste Pérez. “[Jugar el Campeón de Campeones) sirvió para seguir ajustando, mejorando. Creo que el equipo tiene mucho por dar y buscaremos empezar de la mejor manera”.

La prueba inicial será el León, pasado mañana, en el estadio Hidalgo. Los Tuzos volverán a apostar al exitoso aporte de chicos como Hirving Lozano, Érick Gutiérrez, Rodolfo Pizarro y Víctor Guzmán, quienes tienen un sitio especial en el diagnóstico del veterano guardameta.

“Son muchos chavitos, quienes —a pesar de su juventud— ya tienen bastante experiencia, en el caso de algunos. Otros no tanta, pero cuentan con una gran calidad e ilusión por trascender, así es que eso nos va a ayudar”, afirma. “A raíz de que el equipo continúe siendo intenso, muy dinámico, podemos pelearle a cualquiera”.

Discurso que espera sea materializado durante su último año como profesional. La fantástica historia que protagoniza desde el verano de 1993 ya está en sus páginas finales, pero se congratula al recordar lo que ha sucedido durante el viaje.

Por el que quisiera ser recordado “quizá, como un buen ejemplo, buen profesional y un gran ser humano... Eso me gustaría”, finaliza.

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